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Foto del escritorLaura Rodríguez

2024, ¿qué nos podemos esperar? (II)

Nos despedimos de 2023, con varios cambios en el tablero internacional. Junto a ello, el mundo se enfrenta a tensiones geopolíticas complejas con importantes implicaciones para la estabilidad mundial.



En el artículo anterior, se analizaron varias elecciones y eventos clave en 2024. No obstante, quedó un análisis más profundo de cara al 2024. En este artículo se arrojará luz y se ofrece un análisis más detallado sobre qué nos podemos esperar, segregado por temas y luego por regiones geográficas.


De cara a 2024, el panorama regional y estratégico del mundo introduce una serie de preocupaciones geopolíticas que trascienden las fronteras geográficas y afectan a todas las personas y empresas, independientemente de su ubicación.


Una característica destacada del entorno geopolítico en 2024 es la multipolaridad. Como grandes potencias, la UE, Estados Unidos y China seguirán moldeando profundamente el entorno operativo global. No obstante, potencias medias como India, Arabia Saudita, Turquía, Sudáfrica y Brasil van a ganar más influencia en la agenda internacional.


En el plano tecnológico, la inteligencia artificial (IA) ha cobrado un papel más relevante. Potencias como Estados Unidos, China y la Unión Europea (UE) adoptan enfoques cada vez más divergentes para regular la tecnología. Mientras tanto, el desarrollo y la implementación de la IA continúan a un ritmo exponencial. 2024, será un año clave donde se podría ver una mayor regulación entorno a la IA.


En el aspecto económico, la economía de 2023 ha demostrado ser más resistente de lo que la mayoría esperaba a principios de este año. Aunque no se anticipa una recesión en 2024, algunos economistas se preparan para una mala racha, en gran parte como resultado de una política monetaria más restrictiva que podría finalmente frenar la actividad económica.


Por último y no menos importante, en el plano energético, 2023 sigue sometido a la presión de una serie creciente de factores de tensión geopolíticos y económicos, entre los que destacan el conflicto sostenido en Ucrania, la creciente inestabilidad en Oriente Medio, la competición entre EE.UU. y la OPEP+ y la persistente inflación.


En 2024, el mercado del crudo en 2024 se prevé equilibrado, con una ralentización de la demanda y una posible guerra de precios liderada por Arabia Saudí. A su vez, es probable que las inversiones en gas disminuyan tras una avalancha de contratos de suministro de GNL, mientras que la energía nuclear gana atención como parte crucial de la transición energética.


Es importante que entremos en 2024 con tres focos de conflictos armados con repercusión mundial: Ucrania, Israel-Palestina y la región del Indo-Pacífico.


1- Ucrania: ¿un mayor hartazgo?


Después de ser una dinámica relevante en la agenda mundial de noticias durante casi dos años, la guerra a gran escala en Ucrania continuará en 2024. No obstante, la guerra se desarrollará de manera diferente.


La capacidad de Ucrania para resistir a Rusia al inicio de la invasión, en febrero del 2022, sorprendió a muchos y se convirtió en una de las razones para que sus socios internacionales le proporcionarán más armas. No obstante, a mediados de 2023, con los resultados sobre la contraofensiva, cada vez hay más grietas internas en la UE y en EE.UU. sobre el apoyo a Kyiv. 


Ligado a esta grieta dentro de la UE y EE.UU. Lo que más preocupa a Kyiv es la llamada "fatiga de Ucrania": la disminución de la empatía y el apoyo del público en general en los estados occidentales. 


Es importante proporcionar dos ejemplos. Uno de ellos, ciertos sondeos en Estados Unidos muestran que el número de quienes creen que Washington está ayudando demasiado a Ucrania ha aumentado del 21% al 41%. En la Unión Europea, en ocho de 27 países, hay más personas que están en contra de proporcionar ayuda a Ucrania que a favor.


Junto a ello, los retrasos en el suministro de la ayuda desde el exterior están frenando la capacidad de Ucrania para armar a su ejército, provocando una creciente ansiedad en Kyiv y un aumento de la confianza de Moscú. Cabría mencionar que, en noviembre, la Unión Europea informó que no cumpliría su objetivo de suministrar un millón de proyectiles a Ucrania para marzo de 2024. 


En 2024, habrá tres elecciones que tienen el potencial de determinar qué podría cambiar: las elecciones presidenciales en Rusia en marzo, las elecciones parlamentarias de la UE en mayo y las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre. La posibilidad concreta de una presidencia de Donald Trump en 2024 genera mucha incertidumbre para Ucrania.


El potencial regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, es probable que haya una actitud más positiva hacia Rusia, una postura con eco en gran parte de la base republicana y en algunos de los miembros del partido en el Congreso, resurja como fuerza impulsora de la política estadounidense.


Estas dinámicas van a ser clave para esta fase de una guerra, que el año que viene cumplirá su segundo aniversario, sin visos de una solución a corto o medio plazo.


2- Oriente Medio: el conflicto en Gaza bajo la lupa


El pasado 7 de octubre, se produjo un atroz atentado perpetrado por el grupo terrorista Hamás en suelo israelí. Tras este ataque, Israel ha lanzado una operación militar, todavía en activo a fecha de hoy, en la Franja de Gaza.


Este ataque ha reabierto y ha devuelto el conflicto entre Israel-Palestina o árabe-israelí al tablero internacional. Si las revueltas árabes aglutinaron la atención mediática, los Acuerdos de Abraham daban la apariencia de una normalización de las relaciones entre Israel y sus vecinos árabes, mientras la causa palestina parecía abandonarse. Junto a ello, el conflicto entre Irán y sus apoderados, por un lado, y Estados Unidos, por otro, también se ha intensificado.


Este conflicto sigue fuertemente arraigado en la opinión pública árabe y que una negociación entre Israel y otros estados árabes, sobre todo, Arabia Saudí; no será posible o, al menos, se verá gravemente afectada y dificultada, sin ofrecer una solución real para Palestina.


En el entorno regional, las repercusiones son múltiples, más allá de la posibilidad de que la guerra se amplíe o de las preocupaciones de Jordania y Egipto por una segunda Nakba y la llegada masiva de refugiados gazatíes. En Líbano, sumido en una grave crisis económica y política, existe un alto riesgo de que los continuos enfrentamientos entre las milicias proiraníes de Hezbolá y el ejército israelí desemboquen en un conflicto mayor.


En cuanto a las guerras civiles en curso en la región, cabe esperar que Libia, Siria y Yemen permanezcan prácticamente congeladas, pero el conflicto en Sudán seguirá empeorando.


Los dirigentes turcos, conscientes de la amenaza inminente que se cierne sobre la estabilidad y prosperidad de su país, son muy conscientes de lo que está en juego. Del mismo modo, Jordania y Egipto se encuentran en una situación económica precaria. A su vez, Egipto y Jordania, en particular, se enfrentarán a enormes combinaciones de retos socioeconómicos y políticos.


A su vez, hay que vigilar de cerca a Israel, donde es probable que Benjamin Netanyahu y su gobierno no sobrevivan a 2024.


También, es importante mencionar a Irán. Por un lado, se celebrarán elecciones locales en el país persa, en medio de intensas protestas desencadenadas por la brutal e injustificada muerte de Mahsa Amini. Por otro lado,  la muerte del líder supremo, Ali Khamenei, plantea importantes e inmediatas cuestiones sobre el nuevo liderazgo y dirección de la República Islámica y su supervivencia.


3- Indo-Pacífico: hacia una mayor competición regional


La región del Indo-Pacífico emerge como el epicentro geopolítico de 2023, dominando como el área más grande y estratégicamente significativa del mundo. Superando al Atlántico Norte en volumen comercial, transacciones financieras, destreza económica, población y concentración militar.


Esta región se enfrenta a varias amenazas: económica y militar.


La primera de ellas es en el aspecto económico. La economía China se encuentra en una situación delicada. La lenta respuesta de China a los impactos de la Covid-19 y la posterior desaceleración tras la pandemia han minado la confianza en la capacidad de su gobierno para comunicar y guiar los mercados. Esto podría poner en duda su capacidad para enfrentar una recesión económica. Si las medidas no funcionan, el Partido Comunista Chino podría reducir su apoyo a la economía de mercado y ejercer un mayor control sobre la segunda economía del mundo.


A la par, en el plano militar, la confrontación entre Estados Unidos y China se incrementará y ocupará un lugar central en la región. China, centrada en la expansión militar, plantea un desafío importante al dominio estadounidense en el Pacífico occidental, mientras que Taiwán sigue siendo un posible punto de conflicto.


Taiwán elegirá entre los partidos pro-independencia de China y los partidos pro-unificación de China, y la probable victoria de un partido pro-independentista podría aumentar aún más las tensiones en el Mar de China Meridional.


Otro punto de conflicto es en el mar de China Meridional. En el Mar de China Meridional, las acciones hostiles de China frente a Filipinas están aumentando las tensiones y acercando a Filipinas no sólo a Estados Unidos sino también a otros estados clave como Vietnam, Indonesia, entre otros.


En el Mar de China Meridional hay que concentarse en un actor importante y poco analizado, Indonesia.


Las elecciones en Indonesia, el país de mayoría musulmana más grande del mundo y una potencia económica en ascenso, pondrán a prueba su resistencia democrática y su papel en el Sudeste Asiático. El presidente saliente, Joko Widodo, que ha ocupado la presidencia de la nación desde 2014, se hará a un lado al llegar al límite de su mandato. Su legado puede continuar a través de la candidatura de su ministro de Defensa, Prabowo Subianto, cuyo compañero de fórmula para la vicepresidencia es Gibran Rakabuming Raka, el hijo mayor del presidente Widodo.


El impacto de estas elecciones en la geopolítica, los negocios mundiales y la sociedad será enorme, ya que podría influir en las políticas, redes de alianzas y prioridades de algunas de las economías más grandes e influyentes del mundo.


Junto a estos tres temas, es interesante mencionar otros eventos regionales que marcarán este próximo 2024.


En Asia, es importante mencionar dos países: Afganistán, Pakistán, India y Birmania.


Afganistán podría desestabilizar aún más a la región en 2024. Los insurgentes chinos, uzbekos y paquistaníes se están entrenando abiertamente bajo el mando de los talibanes. La resistencia armada al gobierno talibán ha sido limitada. Eso podría cambiar en 2024.


Los grupos de oposición afganos que quieren restaurar una república democrática están empezando a unirse. Esto podría cambiar si los vecinos regionales, particularmente Tayikistán, dan a los grupos espacio para operar.


A su vez, Pakistán calculó mal al apoyar a los talibanes. El TTP, los talibanes paquistaníes, ha absorbido a muchos grupos más pequeños, y desde su refugio afgano surge una amenaza más potente. La respuesta de Pakistán, que enviará a cientos de miles de refugiados afganos a casa, aumentará las tensiones bilaterales.


Otro estado clave será la India. El Primer Ministro, Narendra Modi, aspira a un tercer mandato. Modi, que lidera el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata, ha sido acusado de socavar las tradiciones laicas y pluralistas de la India, reprimir la disidencia y promulgar polémicas leyes que discriminan a los musulmanes y otras minorías.


Pese a estas acusaciones, la popularidad de Modi sigue siendo alta entre sus partidarios, que le atribuyen el mérito de haber logrado el crecimiento económico, luchar contra la corrupción y plantar cara a China y Pakistán. Las elecciones indias de 2024 determinarán si Modi puede consolidar su poder y su programa, o si los partidos de la oposición pueden plantear un desafío eficaz y ofrecer una visión alternativa para el país.


Tras este análisis de la India, ahora es importante concentrarse en Birmania. La Junta Militar se enfrenta una presión militar y económica sin precedentes. China está tratando de mediar para poner fin a los combates entre el gobernante Consejo de Administración Estatal del país y una alianza de milicias étnicas de oposición conocida como la Alianza de las Tres Hermandades, pero debe preguntarse sobre la viabilidad a largo plazo de la Junta.


Ahora nos trasladamos a África. Los golpes de estado siguen teniendo un impacto enorme en el sentimiento de los inversores internacionales y las percepciones de riesgo hacia la región en general. Con siete golpes de estado militares en los últimos tres años en el continente, se podrían producir más golpes de estado en 2024; sobre todo en: Camerún, Congo (Brazzaville), Guinea Ecuatorial y Uganda.


En 2024, la amenaza de golpe será mayor en los países que ya están bajo liderazgo militar, ninguno de los cuales probablemente organizará elecciones en 2024. Las juntas parecen cada vez más inestables en Burkina Faso, Níger y Guinea.


En Mali, Níger y Burkina Faso, el vacío de seguridad en la zona fronteriza entre estos tres países, aumentará a medida que las juntas militares parezcan incapaces de llenar el vacío dejado por la salida de las tropas internacionales en 2022. Con las juntas distraídas por los desafíos internos, los grupos armados seguirán expandiéndose hacia nuevas áreas, creando nuevos focos de conflicto.


En Sudán, las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) seguirán luchando por el control territorial, particularmente de Jartum. Las RSF han ganado ventaja en el conflicto en los últimos meses, expulsando a las SAF de la mayor parte de Darfur y de sitios clave en Jartum. Esto ha aumentado la probabilidad de una división del país al estilo Libia.


Se podría producir una guerra entre Etiopía y Eritrea. Las relaciones entre Etiopía y Eritrea se han deteriorado marcadamente en los últimos meses, provocado por las declaraciones del Primer Ministro Abiy Ahmed sobre la voluntad de Etiopía de “luchar” por el acceso al puerto del Mar Rojo.


A pesar de una previsión de crecimiento ligeramente mejorada para 2024 del 4%, frente al 3,3%, según el FMI, la región seguirá luchando contra una financiación limitada. La desaceleración económica de China y el cambio de prioridades limitarán los préstamos para infraestructura en África, con compromisos desde 2022 a 20 años.


La amenaza de impago sigue siendo alta. Kenia enfrenta una fecha límite de pago en junio, probablemente manejable con apoyo multilateral. Se prevén reestructuraciones en curso en Zambia y Ghana en 2024, mientras que otros países con alto riesgo de sobreendeudamiento (19 según el FMI en 2023) se apoyarán cada vez más en donantes internacionales.


Los líderes africanos encontrarán cada vez más una convergencia política con potencias medias como Brasil, India, Turquía o los Estados del Golfo. Esta alineación de intereses podría proporcionar una plataforma de apoyo para la inversión y el comercio en África.


Tras este análisis en África, ahora saltaremos el charco a Europa.


La Unión Europea con dos guerras en su vecindario, decidirá su futuro en las urnas. Además de las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán entre el 6 y el 9 de junio de 2024, 12 estados miembros también tienen comicios. Las elecciones generales en Bélgica, Portugal o Austria serán un buen termómetro para medir la fuerza de nuevos partidos ultra conservadores, que aspiran a salir reforzos en las elecciones a la Eurocámara.


Las últimas proyecciones en intención de voto muestran resultados importantes para el grupo Identidad y Democracia (ID), hogar de partidos de extrema derecha como el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen o Alternativa para Alemania (AfD). El partido ID podría llegar hasta los 87 escaños y superaría a la otra familia de derecha radical, los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). El ECR presidido por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que pasaría de los 66 eurodiputados actuales a 83.


Pese a la pérdida de escaños que sufrirían las fuerzas tradicionales, el Partido Popular Europeo (PPE) seguiría como la principal familia política de la Unión, pero podría depender en alguno de estos dos estados.


En 2024, cuatro países candidatos a la Unión celebrarán elecciones: Bosnia y Herzegovina, Moldavia, Macedonia del Norte y Georgia, y posiblemente Ucrania. Según su Constitución, Ucrania debería celebrar comicios en marzo de 2024. Pero, bajo la ley marcial, impuesta tras la invasión de Rusia en 2022, con una parte del electorado reticente a ir a las urnas en plena excepcionalidad, y con ocho millones de refugiados ucranianos fuera del país, Volodímir Zelenski ya apuntó en noviembre que no era «el momento adecuado».


Reino Unido podrían convocarse elecciones generales anticipadas, previstas para enero de 2025. Con un escenario desafiante para los conservadores frente al Partido Laborista encabezado por Keir Starmer, el actual primer ministro, Rishi Sunak, tiene discreción para elegir la fecha de los comicios.


Por último y menos importante, hay que destacar Iberoamérica.


Después de una década de relativo estancamiento económico y negligencia diplomática, hay una sensación renovada en Washington, Bruselas y otros estados de la importancia estratégica de la región.


A medida que nos acercamos a 2024, América Latina enfrenta una amplia gama de riesgos económicos, energéticos y políticos.


En Argentina, se podría experimentar un escenario de hiperinflación. Dada la devaluación esperada,la inflación mensual podría oscilar entre el 10% y el 13% en el primer trimestre de 2024. Sin embargo, la tendencia inflacionaria de Argentina es claramente insostenible y no podemos descartar un proceso de hiperinflación (incrementos de precio superiores al 50% mensual). A su vez, otro factor que determinará este escenario es la implementación del programa de dolarización.


La dolarización de la economía ha sido la principal promesa de campaña del presidente argentino, Javier Milei. Los recientes anuncios de Javier Milei, junto con el rechazo de Emilio Ocampo a convertirse en presidente del banco central (Ocampo es un ex banquero de inversiones y un experto en dolarización), indican que el programa de dolarización se pospondrá al menos hasta finales de 2024.


Un país clave en 2024, será México. Las tensiones entre Estados Unidos y China, la continuación del conflicto entre Rusia y Ucrania y el escalamiento del conflicto Hamas – Israel ha conllevado a acelerar la diversificación de las cadenas de suministro, donde México está jugando un papel más destacado para el comercio global. Al mismo tiempo, México se enfrenta a una incertidumbre económica y unas elecciones clave.


Hace casi seis años que el triunfo en las urnas Andrés Manuel López Obrador llevó por primera vez a la izquierda al mayor cargo del poder en el país. En un ambiente de hartazgo hacia la corrupción y la impunidad, el político se convirtió en el presidente más votado de la historia. En los comicios del 4 de junio de 2024, su partido, Morena, acudirá a una cita con todos los tintes del referéndum: continuidad o cambio para México.


Asimismo, las elecciones del 2024 podrían ser las más conflictivas que el país ha vivido en muchos años. El ambiente polarizado, la crispación y los constantes enfrentamientos han causado un ambiente electoral tenso.


En junio de 2024 no solo se elegirá al nuevo presidente o presidenta de la República (por primera vez en la historia, de hecho, podría tratarse de una mujer). También se renovarán las dos Cámaras del Congreso, así como el Ejecutivo de nueve Estados, incluida la capital, Ciudad de México. El resultado de las elecciones podría marcar una mayor importancia económica de esta potencia.


A finales de 2024, se celebrarán elecciones presidenciales en Estados Unidos. Estos comicios son los vigilados y de mayor repercusión en la carrera presidencial en Estados Unidos, en la que el actual presidente Joe Biden buscará un segundo mandato frente a un (muy probable) desafío del expresidente estadounidense, Donald Trump.


Será un momento decisivo para el futuro de la democracia estadounidense, erosionada por la polarización partidista, la desinformación, entre otros aspectos. Dependiendo del resultado, la política interna y exterior de EE.UU. podría mantenerse o dar un giro de 180º grados, con importantes repercusiones en el mundo.


El último país es Venezuela. En los últimos años, la economía de Venezuela ha visto una recuperación gradual después de una profunda crisis que sufrió durante la década anterior y que ha impulsado a casi ocho millones de personas a dejar el país. Este crecimiento se debe a: la recuperación de la producción de petróleo, que ha aumentado un treinta por ciento en comparación con 2022, los precios del petróleo han aumentado, alcanzando niveles superiores a los de antes de la pandemia debido a los conflictos bélicos y la reducción de las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos ha dado paso a nuevos mercados y financiamiento.


Venezuela se prepara para las elecciones presidenciales de 2024. El presidente Nicolás Maduro ha expresado su intención de postularse para un tercer mandato, lo que ha generado una fuerte oposición. La oposición tras varias discrepancias internas, intentarán de la mano de la candidata María Corina Machado.


Es importante aclarar que, en octubre de 2023, se firmaron varios acuerdos en Barbados entre el Gobierno y la oposición. Dentro de estos, se especifica que de cara a los comicios del año que viene se promoverá la autorización “a todos los candidatos y partidos políticos”, pero el Gobierno ya ha alejado la posibilidad de levantar la inhabilitación sobre Machado.


Nicolás Maduro, necesita mantener la nueva etapa de entendimiento abierta con Washington para la extensión del alivio de las sanciones sobre el gas y el petróleo, pero no tiene ninguna intención de ceder el poder.


En un sondeo sobre la intención del voto presidencial la consultora Meganálisis le da a la líder opositora 40 puntos de ventaja sobre el mandatario chavista que luce con el 76% de rechazo de los venezolanos. María Corina Machado aventaja con el 50.1% en las elecciones presidenciales mientras que Nicolás Maduro podría obtener sólo el 12.10%


A su vez, en Venezuela, el panorama interno se ha enrarecido todavía más con la intensificación del conflicto territorial con Guyana y la movilización del ejército.


Para el año 2024, se seguirán publicando artículos en materia económica, energética y tecnológica para seguir analizando y comprendiendo la actualidad internacional. Muchas gracias por todo vuestro apoyo. No dudéis en darle un like y compartir el contenido. Desde en Clave Mundial, os deseo un ¡Feliz 2024!



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