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Foto del escritorLaura Rodríguez

Cuba, una oportunidad perdida

Actualizado: 14 abr

Recientemente, una multitud de ciudadanos cubanos han protestado pacíficamente en diversas ciudades alrededor de Cuba. Concretamente, cientos de cubanos salieron a las calles este domingo en la provincia de Santiago de Cuba, al oriente de la isla, a protestar por la falta de electricidad y la escasez de alimentos.


Las protestas son raras en esta isla. No obstante, el descontento de la población cubana hacia el régimen ha ido en aumento con el paso del tiempo. En 2021, miles de personas salieron a exigir cambios ante la grave situación económica y financiera que atraviesa la isla, que acabó con cientos de detenidos y un apagón de internet. 


Tres años después de esta protesta, la situación macroeconómica cubana es límite. La isla atraviesa su peor crisis económica en 30 años. La isla vive una contracción económica que dura varios años y afecta la producción de alimentos, la disponibilidad de medicinas y va acompañada también de una inflación interanual del 45,4% (según datos oficiales) en 2023. 


Junto a ello, el peso cubano se ha depreciado considerablemente. Un ejemplo de ello, la divisa cotizaba a 160 pesos por dólar estadounidense y al cierre del 31 de diciembre de 2023 lo hacía a 265. Además, cientos de miles de personas han huido del país.


Esto ha llevado a una situación límite y un mayor descontento. En consecuencia, los cubanos salieron la semana pasada a las calles de Santiago, y de otras ciudades más pequeñas del este de la isla, para protestar por la extrema escasez de alimentos y medicinas y los cortes de electricidad. En este artículo, se indagará el por qué de estas protestas.


Nuestra historia se remonta a la década de 1950. Más de dos tercios del comercio exterior cubano se realizaba con Estados Unidos. En 1959, Cuba era una de las economías latinoamericanas con mayor PIB per cápita. La Habana  era la única que no había experimentado cambios estructurales tras la crisis de 1930. Como resultado su crecimiento era muy dependiente de la producción azucarera y su exportación a EEUU, que adquiere el 80 %.


Este comercio bilateral cambiaría rápidamente. En 1961, el comercio entre Cuba y Estados Unidos se redujo al 4%, y pronto cesó después de las repercusiones políticas de la Revolución cubana entre 1953-1959. La revolución liderada por Fidel Castro, luchó contra el gobierno cubano de Fulgencio Batista, quien había ocupado el cargo de presidente desde 1940 hasta 1944 y luego por la fuerza desde 1952 hasta 1959. El gobierno de Batista se caracterizó por la corrupción. 


Con el triunfo de la revolución y una vez en el poder, Fidel Castro estableció una dictadura en Cuba. En sus primeros años de gobierno, se dedicó a transformar la economía y la sociedad cubanas.  La primera medida del gobierno revolucionario fue la Ley de Reforma Agraria que expropió los latifundios más grandes, repartió la tierra y prohibió su propiedad a extranjeros. Asimismo, Castro estatizó la economía y nacionalizó las principales industrias y empresas de servicios. 


Las restricciones económicas, comerciales y financieras de Estados Unidos hacia Cuba comenzaron en 1960, como respuesta a algunas expropiaciones de propiedades estadounidenses hechas por el gobierno cubano. Estas medidas incluían la suspensión de la compra de azúcar cubano, los envíos de petróleo y la prohibición de la venta de armas a la isla. Asimismo, el gobierno norteamericano intentó derrocar al régimen revolucionario. En 1961, Washington invadió Cuba a través de la bahía de los Cochinos, pero fracasó.


EE.UU. inició un bloqueo comercial contra el gobierno revolucionario. Sin embargo, el régimen de Castro contaba con el apoyo de la Unión Soviética que proveyó a Cuba de combustible, tecnología, créditos financieros y armas. En consecuencia, Castro se alió con la Unión Soviética (principal enemigo de Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría). Por ejemplo, en 1962, Castro declaró de manera pública la orientación “marxista leninista” del régimen cubano y aceptó la instalación de misiles soviéticos en la isla. 


En respuesta, el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy rompió relaciones con Cuba e inició un bloqueo militar sobre la isla. Esto daría inicio a “la crisis de los misiles en Cuba”, uno de los eventos más críticos durante la Guerra Fría. Estados Unidos finalmente retiró el bloqueo militar sobre Cuba. 



No obstante, en febrero de 1962 el gobierno de John F. Kennedy amplió el embargo, extendiendo las restricciones a la importaciones cubanas, en base la Foreign Assistance Act aprobada por el Congreso en 1961. 


A nivel económico, la renta per cápita de Cuba cayó a principios de la década de 1960 y no volvió a los niveles prerrevolucionarios hasta 1976. Desde principios de la década de 1970, la economía de Cuba mejoró con la ayuda soviética. En los treinta años que transcurrieron entre 1960 y 1990, la Unión Soviética le concedió a Cuba 65.000 millones de dólares. A la par, en la década de 1970, ambas naciones habían firmado importantes tratados comerciales y la URSS representaba el 85% del comercio exterior de Cuba.


El final de la década de 1980 resultó ser un punto álgido para la isla, por ejemplo, en 1985, el PIB per cápita era un 24 % superior a 1957. Esto se debió al alza de los precios del azúcar, una materia prima clave para la economía cubana y el financiamiento en condiciones favorables recibido de la URSS. 


Pese al crecimiento logrado, se acumularon serios problemas en la economía, tales como la planificación deficiente, la proliferación del burocratismo, los precios ajenos a la oferta y la demanda, deficiencias en la normación de la producción y, sobre todo, la incapacidad de la diversificación económica. Ya en 1982 el país afrontó serios problemas de liquidez, que obligaron a renegociar el pago de la deuda externa. 


Entre 1986-1990, la economía economía cubana se estancó. Los suministros desde los países socialistas se tornan inestables, y decrecieron definitivamente y los desbalances financieros obligaron a una contracción de las importaciones, desde el área de moneda convertible. 


Este cambio haría que la década de 1990, sea crítica para la isla en lo económico y político.


Las tropas soviéticas comenzaron a retirarse de Cuba en septiembre de 1991. Cuando la Unión Soviética se disolvió a finales de ese año, la economía cubana, ya de por sí aquejada de problemas, se resintió aún más por la pérdida de un apoyo militar y económico vital. Cuando el bloque soviético se desintegró, Cuba perdió el 85% de su comercio y sus inversiones, lo que hizo que el PIB cayera un 35%. Ante la grave escasez interna y el creciente descontento, Fidel Castro declaró un "periodo especial en tiempos de paz".


En 1993, se legalizaron los pequeños negocios como los paladares (restaurantes familiares), el empleo privado y el uso de dólares estadounidenses (sobre todo remesas del extranjero) en Cuba. Desde 1993, las remesas de los familiares que viven en el extranjero se han convertido en un importante activo económico. Al año siguiente se fomentaron las granjas independientes y los mercados de agricultores. También, se atrajo a capitalistas extranjeros, entre ellos hoteleros canadienses y españoles. 


Sin embargo, en 1996, después de que Cuba derribara dos avionetas pilotadas por un grupo anticastrista de Florida. El Congreso de los EE.UU. aprobó la ley Helms-Burton, que amenazaba con imponer sanciones a las empresas extranjeras que invirtieran en Cuba. No obstante, en 2002, Washington comenzó a vender alimentos a Cuba en virtud de una enmienda a la legislación sobre el embargo.


La economía cubana se recuperaría a principios de la década de los 2000, gracias a la ayuda de Venezuela. Caracas comenzó a proporcionar petróleo a precios de mercado con grandes descuentos, alcanzando su punto máximo justo antes de la crisis financiera de 2008-09. Según los cálculos de Carmelo Mesa-Lago, catedrático de la Universidad de Pittsburgh, dicen que Cuba sufriría un golpe del 8% del PIB si perdiera sus acuerdos con la Venezuela de Maduro


A mediados de la década de 2000, Venezuela financió la renovación de una ruinosa refinería de petróleo en la zona de Cienfuegos (Cuba). Estos mayores vínculos con Venezuela haría que la economía cubana dependa de Caracas. Sin embargo, a medida que la economía venezolana se debilitó, el superávit cubano disminuyó drásticamente. El suministro de crudo venezolano se redujo a la mitad.


Durante este período, la economía se diversificó. Los motores del crecimiento van desde la producción y exportación de azúcar a la exportación de servicios turísticos, remesas y el capital extranjero, y la exportación de níquel a partir de 2004. Cabría mencionar que, el  turismo ha sido el éxito más grande de Cuba. De 2007 a 2017, se duplicó el número de visitantes a la isla, en buena medida gracias a la llegada de más estadounidenses. 


Con respecto al sector médico, Cuba proporciona tratamiento médico y formación médica gratuitos a miles de extranjeros cada año. Por iniciativa directa de Fidel, en 1999 se inauguró en La Habana la Escuela Latinoamericana de Medicina, que ofrece a estudiantes extranjeros de países pobres seis años de formación y alojamiento totalmente gratuitos.


Al prohibir incluso el comercio de medicamentos, el embargo estadounidense llevó a Castro a dar prioridad a las inversiones en ciencias médicas. Por ejemplo, en 2012, Cuba patentó la primera vacuna terapéutica contra el cáncer.


A nivel político, en 2006, una grave enfermedad obligó a Fidel Castro a traspasar la dirección del gobierno cubano a su hermano Raúl Castro. Raúl Castro implementó una serie de reformas más favorables al libre mercado. Cabría mencionar que, se abrieron las puertas a la inversión extranjera. También, en 2008, el gobierno de Raúl Castro recortó las nóminas públicas y permitió a los cubanos obtener ingresos privados.


A pesar de las numerosas restricciones oficiales, la economía privada ha despegado, proporcionando empleo e ingresos a cuatro de cada diez cubanos en edad de trabajar. El número de cuentapropistas (autónomos) pasó de los 150.000 en 2008, a 580.000 en 2017.


Este vertiginoso crecimiento de la economía privada ha infundido temor en el sector estatal, hasta el punto de que a mediados de 2017 el Gobierno respondió frenando la emisión de nuevas licencias empresariales y amenazando con nuevas y duras restricciones a las empresas privadas existentes.


Asimismo, en 2015, el ex-presidente de los EE.UU., Barak Obama, y el Presidente Raúl Castro de Cuba se reunieron en la primera conversación cara a cara entre los líderes de ambos países en medio siglo. En mayo de 2015, Estados Unidos retiró formalmente a Cuba de su lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Varios meses después, la administración Obama suavizó las normas para los ciudadanos estadounidenses que deseen viajar a Cuba o para hacer negocios.


Desde la relajación de las restricciones de viaje, el número de visitantes ha aumentado de 300.000 a 500.000, según un alto funcionario del Departamento de Estado estadounidense Pese a este cambio, la economía cubana tuvo un desempeño bastante mediocre. La producción de los sectores industrial, minero y azucarero está muy por debajo del nivel de 1989.


El huracán Irma y las restricciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como la prohibición a los turistas estadounidenses de usar hoteles y restaurantes administrados por el ejército cubano. El ataque sónico sufrido por diplomáticos estadounidenses en La Habana, afectaron el flujo de turistas a finales de 2017 y en la primera mitad de 2018. Las políticas de Trump recortaron los ingresos por servicios, interrumpieron el suministro de combustible, bloquearon las remesas y disuadieron la inversión extranjera.


En 2018, el presidente Miguel Díaz-Canel tomó posesión. Un año después, los cubanos votaron a favor de una nueva constitución. Esta nueva Constitución, no introduce ningún cambio significativo al modelo resistente de planificación central predominante y propiedad del Estado por encima del mercado y la propiedad privada.


Este plan no salió bien. Como resultado, en 2019, el gobierno cubano implementó un plan de racionamiento de energía eléctrica para intentar resolver el problema, que consistía en cortes programados de energía durante varias horas al día en diferentes zonas del país. Al año siguiente, en 2020, la pandemia del SARS-CoV-2 impactó en la economía cubana. En 2019, el turismo representó el 20% de todos los ingresos en divisas, y el cierre de las fronteras en marzo de 2020 provocó una caída del 75% en las llegadas internacionales del año. 


Cuba respondió al COVID cerrando sus fronteras e imponiendo estrictos bloqueos. Esto provocó una fuerte contracción económica y un grave agotamiento de sus reservas de divisas. Al mismo tiempo, los suministros se vieron aún más afectados por los cuellos de botella logísticos y el aumento de los costes de transporte.


Las sanciones de EE.UU. bloquearon el acceso a las fuentes de apoyo contra el COVID. Como consecuencia, La Habana no tuvo más remedio que recortar la inversión y no pudo evitar el descenso de los salarios reales. 


En 2021, se volvió a incluir a Cuba en la lista de "Estados patrocinadores del terrorismo" del Departamento de Estado de Estados Unidos. Los aliados de EE.UU., como Canadá, la UE o el Reino Unido, mantuvieron su compromiso oficial y su fructífera colaboración con el gobierno cubano.


Este impacto fue especialmente agudo para quienes dependen de la actividad del sector privado. Los trabajadores del sector estatal recibieron importantes subidas salariales en 2020 y han seguido percibiendo salarios (aunque reducidos) durante la pandemia. Pero muchos de los que trabajan en el sector privado, que habían dependido principalmente del gasto de los visitantes extranjeros, vieron cómo sus ingresos disminuían.


El gobierno ha intentado proteger a los más vulnerables y garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de todos los cubanos. El ejecutivo intentó controlar los precios de los artículos de primera necesidad, pero la creciente escasez y el aumento de los precios en los mercados negros han agravado el ambiente de miedo y desesperación. 


En enero de 2021, el gobierno aplicó una reforma financiera y de unificación monetaria. Se introdujeron importantes reformas monetarias y de precios. Las reformas devaluaron el peso cubano de uno por dólar estadounidense a 24 por dólar. El objetivo era reestructurar la economía y reducir la dependencia de las importaciones. 


Sin embargo, este plan fracasó. Los salarios del sector público se triplicaron con creces en diciembre de 2020 para proteger el nivel de vida. Este incremento salarial se vio ensombrecido por la subida meteórica de la inflación. La tasa oficial anual sigue siendo alarmantemente alta, en torno al 30% (más del doble de la media regional latinoamericana). En 2021, los apagones se han vuelto más frecuentes e impredecibles, afectando incluso a la capital, La Habana.


Esta grave crisis económica, hizo que las protestas fueran a más. En julio de 2021, miles de personas salieron de manera pacífico a exigir cambios ante la grave situación económica y financiera que atraviesa la isla, que acabó con cientos de detenidos y un apagón de internet por parte de las autoridades cubanas. 



Miles de personas se lanzaron a las calles a lo largo y ancho de la isla al grito de "libertad" y "abajo la dictadura". Ante la magnitud de las manifestaciones, el presidente Miguel Díaz-Canel se presentó ante la televisión, convocando a sus seguidores a salir a las calles a "enfrentar" a los manifestantes. Las protestas fueron neutralizadas por la policía, pero las aguas no se calmarían.


Durante estos años, el cubano de a pie no encuentra ni pan ni leche y tiene cortes de corriente habituales. Los salarios no alcanzan para afrontar bienes básicos, existiendo un claro desabastecimiento. Asimismo, el déficit fiscal se incrementó un 18,5%, que el de la década anterior y las infraestructuras no se han mantenido en décadas.


En 2024, se destituyó al viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil. Esto ha obligado al gobierno a tomar nuevas medidas. Por una parte, se eliminaron los subsidios a la gasolina y se planteó un incremento del 25% del precio de electricidad para los mayores consumidores. 


Repentinamente, el Gobierno cubano anunció que hasta finales de marzo no podrán garantizar el suministro del pan subvencionado, un símbolo del alimento básico en la dieta cubana. Por ende, Cuba ha tenido que recurrir al Programa Mundial de Alimentos de la ONU en febrero, solicitando ayuda para suministrar leche a los niños. A la par, La Habana acentuada por una implacable falta de combustible y de comida que le ha hecho recurrir a la ayuda de su vieja aliada Rusia.


Desde principios de marzo, Cuba enfrenta una nueva racha de cortes por los trabajos de mantenimiento que se realizan a la planta termoeléctrica Antonio Güiteras, a unos 100 kilómetros de la capital.


Esta situación económica crítica ha llevado a protestas de los ciudadanos en Bamayo y Santiago de Cuba. Para calmar las protestas, el Gobierno comenzó a distribuir raciones subsidiadas de alimentos básicos, pero que frecuentemente llegan más tarde por la escasez. A la par, el suministro de energía, se ha vuelto más frecuente.


A la población que va quedando en Cuba, la más empobrecida, marginalizada y sin recursos para emigrar, le urge resolver carencias económicas elementales. La mala gestión económica ha hecho que la isla viva un momento más crítico. Pese a la represión, la creciente presión de las manifestaciones y la presión diplomática exterior podría presionar a las autoridades a tomar un nuevo rumbo, antes de que una nueva revolución emerja en la isla.

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