En los Estados Unidos fue testigo de un sombrío hito: por primera vez, las sobredosis de drogas mataron a más de 100.000 personas en todo el país en un solo año. De esas muertes, más del 66% estaban relacionadas con el fentanilo.
En contraste en 2010, menos de 40.000 personas murieron por sobredosis en todo Estados Unidos y menos del 10% de esas muertes estaban relacionadas con el fentanilo. No obstante, el aumento de las muertes relacionadas con el fentanilo se observó desde 2015.
Sin embargo, este opiáceo cada vez, es más analizado tanto en la prensa como en el ámbito geopolítico. En este artículo, se arrojará algo de luz sobre qué es el fentanilo y sus repercusiones.
El fentanilo es una droga farmacéutica que puede ser recetada por un médico para tratar dolores agudos. El fentanilo pertenece al grupo de medicamentos nombrados analgésicos narcóticos, conocidos como opiáceos, actúa cambiando la manera en la que el cerebro y nuestro sistema nervioso responden ante el dolor. Esta droga es sintética, se desarrolla en laboratorios siguiendo la estructura de los opiáceos.
Hay dos tipos de fentanilo: el fentanilo farmacéutico y el fentanilo fabricado ilícitamente. Ambos se consideran opioides sintéticos. El fentanilo farmacéutico es recetado por los médicos para tratar el dolor intenso, especialmente después de una operación y en las etapas avanzadas del cáncer. Actualmente y gracias a su potente acción analgésica, seguridad cardiaca y bajo costo, el fentanilo es ampliamente utilizado en el área médica.
Su efecto es muy potente y efectivo inmediatamente tras tomarlo y genera una potencia y efecto en nuestro organismo hasta 50 veces más potente que la producida por la heroína. El fentanilo se puede consumir de diversas maneras, incluyendo inhalación, inyección, oral y rectal. Cuando se consume de forma ilegal, el fentanilo suele mezclarse con otras drogas, como la heroína o la cocaína.
El fentanilo se distribuye por el torrente sanguíneo y alcanza el sistema nervioso central en busca de su objetivo: los receptores opiáceos, elementos de las neuronas a los que se unen, ralentizando su actividad y disminuyendo las señales que transmiten el dolor. Cuando una persona se vuelve adicta, la búsqueda y el consumo de la droga se apodera de su vida. Cuando se produce una sobredosis de fentanilo, la respiración se puede hacer muy lenta o detenerse por completo. Para la mayoría de las personas, 2 miligramos son suficientes para producir un paro cardíaco.
El fentanilo fue sintetizado por primera vez por Paul Janssen en Bélgica en 1959. Janssen era un farmacéutico y químico que trabajaba para el laboratorio farmacéutico Janssen Pharmaceutica. El fentanilo fue inicialmente desarrollado como un anestésico intravenoso. Cabría mencionar que, en 1963 se utilizó por primera vez en los Estados Unidos como analgésico intravenoso. Asimismo, esta droga fue aprobada para uso médico en los Estados Unidos en 1968.
En un inicio, el fentanilo se recetó para tratar el dolor crónico intenso, como por ejemplo el dolor causado por el cáncer. A partir de la década de las décadas de 1970 y 1980, donde su uso se extendió a otros fines, sobre todo, recreativos. Una década después, en la de 1990, se empezó a usar para tratar el dolor postoperatorio. A partir de la década de los 2000, el fentanilo se empezó a emplear de manera ilícita.
Una de las principales causas del auge del fentanilo es que desde los años 90 los médicos estadounidenses aumentaron la prescripción de opioides, muy adictivos, para paliar los dolores. Entre estos, OxyContin, de la farmacéutica Purdue Pharma, que minimizó los riesgos adictivos del medicamento y pagó a médicos para que promovieron su producto. Con el tiempo, muchos pacientes se volvieron adictos.
Otro factor determinante es que el fentanilo es muy y barato de producir porque se crea sintéticamente en laboratorios y los traficantes de droga han visto grandes ganancias en ello.
El “fetty”, como se denomina el fentanilo en la jerga de los adictos estadounidenses, llegó por primera vez en 2006 a Chicago. A partir de 2015, aumentarían las muertes relacionadas con el fentanilo. Su consumo se disparó durante la pandemia de Covid-19. Según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el consumo de este analgésico creció un 38% durante la pandemia del SARS-CoV-2.
Desde entonces, a droga se ha extendido por todo EE. UU. y las tasas de mortalidad han crecido bruscamente.
Sus características y la expansión de este opiáceo en el mercado ilegal ha contribuido a fomentar una epidemia de muertes en Estados Unidos.
En consecuencia, Washington está intentando hacer frente al mercado ilegal de esta droga. Asimismo, esta lucha contra el fentanilo, ha tensado las relaciones entre EE.UU. y China y en menor medida con México.
El fentanilo se produce principalmente en China, donde es relativamente barato y fácil de fabricar. Pekín también exporta muchos de los precursores químicos necesarios para sintetizar el fentanilo. Desde China, el fentanilo se transporta a otros países, principalmente a Estados Unidos y México.
Mapa 1: principal ruta en la producción y distribución del fentanilo. Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/5183904/0/ruta-fentanilo-como-llega-droga-mortal-calles-eeuu/
Las principales rutas detectadas por Estados Unidos son las de Hong Kong y Shanghai, en China, pero también las de Bombay y Chennai, en la India. Las cargas llegan a los puertos mexicanos de Veracruz, Ensenada, Manzanillo y Lázaro Cárdenas. Los contenedores suelen pasar por Alemania y hasta por Brasil, antes de llegar a su destino en México.
En México, los precursores son utilizados para la producción en masa de fentanilo en laboratorios clandestinos del estado de Culiacán, bastión del cártel de Sinaloa. El control del mercado del fentanilo es una de las claves del enfrentamiento entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco, las dos principales organizaciones criminales del país. Desde allí, la droga con peligrosas dosis de fentanilo ingresa finalmente a territorio estadounidense en pastillas o polvo.
Estados Unidos se ha quejado en el pasado de la falta de compromiso de China para interrumpir las cadenas de narcóticos.
Pese que, Pekín colocó todas las drogas de tipo fentanilo y dos precursores clave del fentanilo bajo un régimen regulatorio controlado en mayo del 2019, sigue siendo la fuente principal (si bien indirecta) de fentanilo de los EE. UU.
Recientemente, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, tras una investigación, ha acusado a ocho empresas chinas y a doce de sus ejecutivos de crímenes relacionados con la producción, distribución e importación de fentanilo y otros opioides en EE.UU.
Durante la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico de 2023, el presidente estadounidense Joe Biden y el presidente chino Xi Jinping llegaron a un acuerdo para combatir el tráfico de fentanilo.
A lo largo de los años, el gobierno estadounidense ha aplicado diversas estrategias para restringir el flujo de opiáceos ilegales procedentes del extranjero, entre ellas proporcionar a México 3.500 millones de dólares en ayuda a la seguridad y la lucha contra el narcotráfico a través de la Iniciativa de Mérida (2008-2021) y coordinar esfuerzos con China para acabar con la producción de fentanilo.
En 2021, Estados Unidos y México anunciaron el Marco del Bicentenario para la Seguridad, la Salud Pública y Comunidades Seguras, una nueva relación de cooperación en materia de seguridad centrada en la búsqueda de soluciones de salud pública al consumo de drogas, la reducción del tráfico de armas y de personas.
El consumo de fentanilo, no sólo ha aumentado en Estados Unidos. Los últimos datos proporcionados por la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES). señalan que éste se ha multiplicado por cuatro en solo dos años. Así, su uso esporádico ha subido del del 1,9% en 2018 al 14% en 2022. Los efectos del fentanilo, y otras drogas, están alcanzando niveles nunca vistos y afectando a las relaciones entre diferentes potencias.
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