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Foto del escritorLaura Rodríguez

La cuestión nuclear iraní

Actualizado: 8 ene 2023

Irán es uno de los 15 estados más grandes ricos en minerales con más de 68 tipos de minerales. Además, es el 17º estado más grande (por extensión) del mundo y se sitúa en un punto estratégico en el comercio mundial, controlando parte del estrecho de Hormuz. El triunfo de la Revolución Islámica en 1979 y el programa nuclear iraní han jugado un papel clave en la imagen de este estado y ensombrecido otros aspectos sobre Irán.

"Lo que buscas te está buscando a ti" (Rumi, poeta iraní del siglo XIII). Recientemente, la invasión rusa de Ucrania ha copado los principales análisis y noticias alrededor del mundo.


Sin embargo y al mismo tiempo, hay otra silenciosa, pero crucial dinámica que podría cambiar el tablero geopolítico regional e incluso más allá de las fronteras de Oriente Medio, las negociaciones en Viena y un posible acuerdo nuclear con Irán.


Irán es uno de los 15 estados más grandes ricos en minerales con más de 68 tipos de minerales. Además, es el 17º estado más grande (por extensión) del mundo y se sitúa en un punto estratégico en el comercio mundial, controlando parte del estrecho de Hormuz. Según la Energy Information Administration de EE.UU., Teherán dispone de las cuartas reservas mundiales de petróleo, representando el 10% mundial e Irán cuenta con las segundas reservas de gas natural más grandes del mundo, tras la Federación Rusa.


No obstante, el triunfo de la Revolución Islámica en 1979 y el programa nuclear iraní han jugado un papel clave en la imagen de este estado y ensombrecido otros aspectos sobre Irán.


Tras una reunión el 27 de octubre de 2021, Teherán dijo que volvería a las conversaciones a finales de noviembre. Las negociaciones para reactivar el acuerdo, también conocido como Plan Integral de Acción Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés). Desde noviembre de 2021, en Viena se celebran arduas negociaciones y se juegan las principales cartas para un posible nuevo acuerdo nuclear con Irán.


En este artículo se intentará arrojar un poco de luz sobre el transfondo histórico moderno de este estado, el por qué del programa nuclear iraní, la relevancia del acuerdo nuclear de 2014 y qué significaría un nuevo pacto nuclear con Irán.


A principios del siglo XIX, Rusia, el Imperio Persa (gobernada por la dinastía Qajar) lucharon por el control de la región del Cáucaso. Tras la primera guerra ruso-persa (1804-1813), se firmó en 1813, el Tratado de Gulistán. El tratado confirmaba la cesión e inclusión de lo que hoy es Daguestán, el este de Georgia, la mayor parte de la República de Azerbaiyán y partes del norte de Armenia desde Irán al Imperio ruso.


No obstante, la paz entre ambas potencias no duraría mucho y, en 1826 hasta 1828, ambas potencias volverían a confrontarse. Esta guerra tuvo resultados aún más desastrosos para Persia que la guerra de 1804-1813. En 1828, se firmó el Tratado de Turkmenchay.


En este tratado, Persia perdió los últimos territorios que le quedaban en el Cáucaso a favor de Rusia. Susodichos comprendían toda la actual Armenia, el resto del sur del actual Azerbaiyán y la actual Igdir en Turquía. Mediante los tratados de Gulistán y Turkmenchay.


Mapa 1: cambios territoriales del Imperio Persa/Irán durante el siglo XIX-XX. Fuente: https://www.cais-soas.com/CAIS/Iran/breakup.htm


Junto a esta pérdida de territorio por Irán, a mediados del siglo XIX, se intensificó "El Gran Juego". En Gran Juego fue un período de una intensa rivalidad entre los imperios británico y ruso en Asia Central. En Irán, durante 1848-1896, reinó el Shah, Naser o-Din Shah. Naser o-Din Shah intentó mantener la independencia del Imperio Persa, aprovechando la rivalidad entre Reino Unido y Rusia.


En 1856, Londres impidió que Irán reafirmara su control sobre Herat y apoyó la incorporación de esta ciudad a Afganistán y extendió su control a otras zonas del Golfo Pérsico durante el siglo XIX. Mientras tanto, en 1881 Rusia había completado su conquista de los actuales Turkmenistán y Uzbekistán.


Durante el reinado de Naser o-Din Shah, se inició la modernización del país. No obstante, varias concesiones comerciales del gobierno iraní pusieron los asuntos económicos en gran medida bajo el control británico y, a finales del siglo XIX, muchos iraníes creían que sus gobernantes estaban en deuda con los intereses extranjeros, creando una semilla para una revuelta contra los monarcas persas.


A principios del siglo XX, Irán vivía una situación económica y política delicada.


Desde 1905, una disputa sobre los precios del azúcar acabó desencadenando las primeras protestas públicas contra el Shah. En 1905, el gobernador de Teherán ordenó bastinar a algunos comerciantes de azúcar por negarse a bajar sus precios y la importancia de las protestas, hicieron que el shah Muzaffar al-Din Qajar, formara una adalatkhanah (casa de justicia). Sin embargo, el Shah, Muzaffar al-Din Qajar no cumplió su palabra y en 1906, emitió un decreto en el que se pedía la formación de una asamblea nacional en Irán y se empezó a redactar una constitución.


En medio de esta turbulencia, 1907, las dos grandes potencias, Reino Unido y Rusia decidieron dividir Irán en esferas de influencia; el acuerdo selló la supremacía rusa en el norte y la británica en el sur de Irán. En 1908, se formó la compañía anglo-persa (empresa parte de las "Siete Hermanas") tras el descubrimiento de crudo en suelo persa.


Tras la Primera Guerra Mundial, Irán se encontraba en una situación económica y política delicada. Como resultado, en 1923, el último sha Qajar nombró a Reza Khan como primer ministro y en 1925, Reza Khan, asumió el cargo de Shah (rey en persa), creando la dinastía Pahlavi.


Durante el reinado de Reza Khan, se implementaron reformas económicas para modernizar Irán. Por una parte, se decretó la educación obligatoria para todos los iraníes y se construyeron cientos de escuelas. Cabría mencionar que, en 1934 se creó la Universidad de Teherán. Por otra parte, la compañía anglo-persa siguió con sus operaciones y en 1938, empezó a funcionar ferrocarril transiraní, que unía el Golfo Pérsico con el Mar Caspio.


Reza Khan había establecido fuertes lazos culturales y tecnológicos con Alemania y durante los primeros años de la IIºGM, Irán se mantuvo neutral. La importancia geoestratégica de Irán hizo que los aliados lograran que Reza Khan abdicara y su hijo, Mohammad Reza Pahlavi, accediera al trono.


En la década de 1940, resurgió el parlamentarismo en Irán y en 1951, el shah nombró a Mohammad Mossadeq, primer ministro. Mossadeq siguió con sus planes de nacionalizar la industria petrolera y se creó la Compañía Nacional de Petróleo de Irán. Este movimiento provocó malestar en Reino Unido y en 1953, el MI-6 británico y la CIA emprendieron la Operación Ajax, derrocando a Mossadeq y se instauraría una monarquía absoluta que provocaría un descontento social y reprimido por el SAVAK.


Durante la década de 1960, el sha implementó la Revolución Blanca. Por un lado, se implentó la reforma agraria, la nacionalización de los bosques, la venta de empresas estatales al sector privado, un plan de reparto de beneficios para los trabajadores industriales y la formación de un Cuerpo de Alfabetización para erradicar el analfabetismo en las zonas rurales.


Por otro lado, a partir de 1957, Irán estableció su programa nuclear con ayuda de EE.UU. En 1959, se creó el Centro de Investigación Nuclear de Teherán (CINT). Asimismo, en 1968, Irán firmó el Tratado de No Proliferación (TNP por sus siglas) y lo ratificó en 1970.


En el Tratado de No Proliferación, concretamente en el artículo IV, cada estado tiene el derecho a desarrollar, investigar y producir energía nuclear con fines pacíficos. Sin embargo, en el prólogo del tratado limita al resto de estados a emplear la energía nuclear con "fines pacíficos". Además, sólo los cinco estados permanentes del Consejo de Seguridad de NN.UU. (Francia, Reino Unido, EE.UU., China y Rusia), podrán poseer armas nucleares, acordado en el artículo VI.


Esta Revolución Blanca produjo un crecimiento económico, pero contó con la oposición de los clérigos, en particular del ayatolá Jomeini.


En la década de los 70, EE.UU., Francia y Alemania Occidental fueron claves para el desarrollo del programa nuclear iraní. Por ejemplo, en 1974, Irán firmó un contrato con la empresa alemana Kraftwerk Union (filial de Siemens) para construir dos reactores en Bushehr. Otro ejemplo fue la firma de un acuerdo entre la compañía subsidiaria del gobierno francés Cogéma e Irán, facilitando en gran medida el avance en materia nuclear. También, Israel ayudó en este programa antes de 1979.


En las ciudades grandes se apiñaban millares de inmigrantes rurales y desempleados que no recibían asistencia alguna por parte del Estado y el clero chíi supo aprovechar esta situación a su favor. Las desigualdades económicas fueron a más y, los primeros en manifestarse pacíficamente contra el régimen fueron los profesionales de clase media (abogados, médicos, ingenieros) y se uniríanlos estudiantes, partidos políticos y los clérigos. Las protestas cada vez se volvieron más violentas y el descontento social fue a más y, en 1979, la Revolución Islámica bajo el liderazgo de Jomeini triunfó.


Imagen 1: El ayatolá Jomeini regresa a Irán tras catorce años en el exilio en Francia. Fuente: https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20190531/47312521326/jomeini-el-hombre-que-cambio-iran.html


Durante los primeros días del régimen de Jomeini se paró el programa nuclear iraní y económicamente se adoptó el dogma marxista de la década de 1960 que buscaba una economía centrada en la "justicia social".


El 14 de febrero de 1979, menos de un mes después de que el ayatolá Jomeini llegara al poder, la embajada de EE.UU. fue ocupada por guerrilleros iraníes armados (La crisis de los rehenes en Irán), donde el actual ayatollah, Ali Jamenei, jugó un papel clave en las negociones y, en 1980, Jimmy Carter rompió las relaciones diplomáticas entre Irán y EE.UU. y, desde este año, Suiza es la potencia protectora de EE.UU. en Irán. Al mismo tiempo, Washington empeño a imponer sanciones a Irán desde la década de 1980.


Durante 1980-1988, Irán e Irak mantuvieron una larga y cruenta guerra. Esta contienda proporcionó una excusa conveniente para la expansión del sector estatal y la caída precipitada de los niveles de vida en general. Satisfacer las demandas de un combate importante inicialmente impulsó la producción manufacturera de Irán. Pero el sector petrolero nunca se recuperó completamente de los niveles pre-1979.


Tras la guerra hubo tres cambios cruciales en el seno del régimen de los ayatollah. El primero de ellos fue en el aspecto económico. La decisión de 1988 de aceptar un alto el fuego con Irak también reflejó el reconocimiento de que el país no podía permitirse el coste de la guerra para la economía o la sociedad. En 1989, la muerte de Jomenei y el ascenso de Jamenei al mando de Irán daría un vuelco en la política económica.


El recién elegido presidente iraní, Akbar Hashemi Raftsanjani, abogó por una reordenación y liberalización fundamentales de la economía iraní, junto con esfuerzos para revertir el aislamiento internacional de Irán. La inversión de posguerra y la relajación de las restricciones gubernamentales contribuyeron a generar un fuerte crecimiento del producto interior bruto, los ingresos públicos y el empleo.


El segundo de ellos fue la importancia de la "guerra asimétrica". Teherán sabe que no puede igualar a Estados Unidos en una confrontación convencional. Por ende, dentro del seno del régimen se empezó a financiar y a proporcionar grupos terroristas como Hamás (1987) y sobre todo, Hezbollah (1982). Estos grupos permitirían expandir la esfera de influencia de Irán por Oriente Medio y lograr una salida al Mediterráneo ("arco chíi").


A la par, esta guerra hizo que el ayatolá Jomeini reiniciara el programa nuclear iraní como la única manera para asegurar la Revolución Islámica frente a EE.UU. e Israel. Para desarrollar este programa, Irán necesitaba ayuda extranjera. En 1990, Teherán y Pekín firmaron un acuerdo de cooperación nuclear y, en 1995, Rusia comenzó a reconstruir uno de los reactores de Bushehr. Al mismo tiempo, desde 1990, Israel alertó de este programa.


A partir de 1995, las sanciones estadounidenses incluirían un embargo completo y exhaustivo sobre el comercio bilateral y, un año después, estas sanciones tendrían el objetivo de aislar a Irán de las empresas energéticas no estadounidenses.


En respuesta a este movimiento y de los bajos precios del crudo en 1992, Rafsanjani reprogramó parte de la deuda externa, reinstalando las restricciones de divisas y archivando los planes de infraestructuras, así como cualquier medida para racionalizar las subvenciones. Sin embargo, la ambivalencia de los dirigentes hacia las reformas basadas en el mercado obstaculizó la competitividad de Irán.


En 1997, Mohammad Khatami, se hizo con la presidencia. Jatamí se encontró con el inicio de una recesión mundial y una profunda caída de los precios del petróleo. También se enfrentó a la inflación persistente, el desempleo y la mala gestión. Para ello, Jatamí logró un sólido comienzo de reestructuración económica seria. Cabría mencionar: la unificación del tipo de cambio, establecer un Fondo de Estabilización del Petróleo como colchón contra la volatilidad del mercado, autorizar los primeros bancos privados posrevolucionarios, impulsar algunas mejoras en el marco de la inversión extranjeras.


Entre 1999 y 2002, Teherán realizó pruebas con centrifugadoras, utilizando el UF6 suministrado por Pekín. Estas pruebas constituyeron violaciones de los requisitos de verificación de Irán en virtud del TNP. Desde los años 2000, Israel ha tratado de impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear militar y desarrollar operaciones abiertas y encubiertas ha aumentado debido al creciente arsenal de misiles de largo alcance de Irán. En 2001, en secreto, Irán comenzó a construir una amplia instalación de enriquecimiento subterránea cerca de la ciudad de Natanz.


Un año después, el Consejo Nacional de Resistencia de Irán, un grupo de oposición al régimen de los ayatollahs en el exilio, reveló la construcción de dos instalaciones nucleares secretas: en Natanz y en Arak.


En 2003, la OIEA visitó las nuevas instalaciones nucleares de Irán y Gran Bretaña, Francia y Alemania(UE-3) lograron que Irán suspendiera de forma verificable sus actividades de enriquecimiento de uranio y aplicara el Protocolo Adicional del Tratado de no Proliferación y, en 2004, Irán y la UE-3 firmaron el Acuerdo de París, prorrogando la suspensión temporal de las actividades nucleares de Irán.


Las reformas de Jatami no lograron crear y mantener el apoyo público a su programa y, en 2005, el ex alcalde de Teherán, Mahmud Ahmadineyad gana las elecciones y se convierte en el presidente.


Ahmadinejad prometió distribuir los ingresos del petróleo a toda la población y señaló su modesto estilo de vida en comparación con sus rivales. Asimismo, Ahmadinejah abordó las distorsiones que afectaban a la economía de Irán, como las subvenciones y el dominio del Estado. No obstante, esta privatización benefició principalmente a las empresas afiliadas al Estado, sobre todo a las asociadas a la Guardia Revolucionaria, cuyos fondos de jubilación tomaron una participación mayoritaria en la empresa estatal de telecomunicaciones en 2009.


Teherán dejó de aplicar voluntariamente el Protocolo Adicional en 2006 y se negó a responder satisfactoriamente a las preguntas del OIEA. Esto conllevó a EE.UU. y la UE en 2006 a empezar a trabajar juntos para desarrollar nuevas sanciones en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU)- resoluciones del CSNU 1737 (2006), 1747 (2007), 1803 (2008) y 1929 (2010). Un factor a favor de Ahmadinejad fue el ascenso de Asia, concretamente la República Popular de China, como contrapeso comercial a los históricos socios comerciales de Irán en Europa, permitiendo amortiguar el impacto de las sanciones de Estados Unidos y la ONU.


Las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de NN.UU. no produjeron un cambio en el seno político iraní. En 2010, Teherán comenzó a enriquecer su uranio del 3,5 al 20% en Natanz. Por ende, en 2010 y 2012, EE.UU. impuso nuevas sanciones, aumentando la presión sobre Irán al obligar a las empresas y bancos extranjeros a retirarse de Irán.


En 2010, Irán informó que el virus informático Stuxnet destruyó cientos de centrifugadoras utilizadas para enriquecer uranio en la instalación de enriquecimiento nuclear de Natanz. Según los informes, el virus fue desarrollado conjuntamente por Israel y los EE.UU.


Mientras que, la India, Corea del Sur, Japón y la UE por el peso de las sanciones redujeron su presencia e inversiones y salieron de Irán; Rusia y China aprovecharon la oportunidad. Cabría que mencionar que en 2011, Pekín y Teherán firmaron un acuerdo otorgando a China derechos exclusivos sobre varios yacimientos de petróleo y gas natural iraníes hasta 2024.


En 2013, las tornas cambiarían con la elección de Hassan Rouhani como presidente de Irán.


Una de las prioridades de Rouhani fue finalizar la confrontación con Occidente (EE.UU. y la UE) que permitiría liberar a Irán de las sanciones internacionales. En noviembre de 2013, Irán, EE.UU., China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania, más la UE anunciaron el Plan de Acción Conjunto (JCPOA).


El 14 de julio de 2014, se anunció el Plan de Acción Integral Conjunto. Este acuerdo suspenderá y finalmente eliminará las principales sanciones impuestas a Irán. A cambio, Irán limitará su programa nuclear, abordará las cuestiones relacionadas con las armas nucleares del pasado y mejorará la capacidad de los inspectores para detectar trabajos nucleares no declarados mediante la aplicación del Protocolo Adicional.


Sin embargo, en el JCPOA, las limitaciones a las importaciones de Irán relacionadas con el sector nuclear terminan en el año 10, justo cuando los plazos de ruptura comienzan a disminuir, lo que significa que el programa nuclear de Irán puede importar más libremente una amplia gama de bienes. Además, Irán podría negar al OIEA el acceso a emplazamientos, información o personas, alegando que son de naturaleza militar.


Gráfico 1: Irán, República Islámica: Desglose de la composición del PIB. Fuente: http://mecometer.com/infographic/iran/gdp-composition-breakdown/


Gracias a este acuerdo, Irán recuperó el acceso al sistema financiero internacional, repatrió miles de millones de dólares de activos congelados y volvió al mercado del petróleo. Rouhani hizo un llamamiento para aumentar las exportaciones no petroleras, estableciendo un objetivo de USD77.500 millones en exportaciones anuales no petroleras en 2015.


Israel fue el actor que mostró un mayor rechazo a este acuerdo. El ex primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se opuso ferozmente durante su adopción por el Consejo de Seguridad de la ONU (UNSCR) en julio de 2015 (UNSCR 2231). Además, Netanyahu consideró este acuerdo nuclear como "un error histórico".


Otro actor que también mostró preocupación por este pacto fue Arabia Saudí. Desde las revueltas árabes de 2011, la pugna por el liderazgo regional entre Riad y Teherán alcanzó un nuevo nivel, con guerras subsidiarias en: Siria, Iraq y Yemen; donde Teherán ha ganado mayor peso regional.


Riad teme que Irán tenga la capacidad de mejorar su posición económica, y la habilidad de crear un arma nuclear. En el JCPOA entró en vigor durante un periodo de tiempo relativamente corto, 15 años, y no destruirí las capacidades técnicas de Irán para mantener un programa nuclear. Ambos resultados fortalecerían a Irán y a sus aliados en la región. En consecuencia, Riad ha forjado nuevas alianzas y no descartaría desarrollar su propio programa nuclear.


Este acuerdo también causó controversia dentro del seno del Partido Republicano en EE.UU. Durante un debate presidencial en 2016, el ex presidente de EE.UU., Donald Trump describió el acuerdo nuclear con Irán como un "trato horrible".


A los dos años de su presidencia, el logro económico más notable de Rouhani fue revertir la contracción del PIB de Irán y reducir la inflación. La economía creció un 3% en 2014 y la inflación bajó al 15,6% a principios de 2015. Desde 2015, los principales actores empezaron a mover sus cartas. Para evitar que EE.UU. y en menor medida la UE ganara peso en Irán, en 2016, el presidente chino, Xi Jinping, realizó una visita de Estado a Irán. En ella, ambos líderes firmaron 17 acuerdos de cooperación económica y tecnológica.


Por parte de la UE, desde 2016: las empresas automovilísticas Citroen, Peugeot, Renault, Scania y Volkswagen anunciaron inversiones para ampliar la producción en Irán, la empresa italiana Danieli firmó varios contratos para suministrar maquinaria pesada para la producción de acero, la empresa británica Quercus anunció un acuerdo de 500 millones de euros para desarrollar el sector de la energía solar en Irán y la empresa francesa Total, China National Petroleum Corporation y NIOC firmaron un acuerdo de USD4.700 millones para desarrollar la producción en el yacimiento de gas de South Pars. Además, en 2017, Irancell firmó un contrato con Ericsson para obtener ayuda para desarrollar su red 5G.


El año 2018, supuso un nuevo giro. El 12 de enero de 2018, el ex presidente de EE.UU., Donald Trump, emitió otra exención de sanciones a Irán diciendo que esto era "para asegurar el acuerdo de nuestros aliados europeos para arreglar los terribles defectos del acuerdo nuclear con Irán."


En marzo de 2018, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) declaró que Irán estaba cumpliendo sus compromisos en el marco del JCPOA.


El ex presidente de EE.UU., Donald Trump fue clara en dos aspectos de su política en Oriente Medio: Irán es el origen de los males de la región y las sanciones son la principal herramienta para contrarrestarlo.


En consecuencia, defendió que el JCPOA daba a Irán la influencia para llevar a cabo "actividades malignas", y en consecuencia, retiró a EE.UU. del JCPOA en mayo de 2018. Donald Trump impuso sanciones económicas a Irán y adoptó una política más duran contra Teherán.


Este movimiento de Trump en un principio fue cuestionado por la UE, Francia, Reino Unido (de aquella todavía formaba parte del club comunitario) y Alemania criticaron esta medida y re iniciaron las conversaciones con Teherán. Esta nueva política del ex presidente de EE.UU., Donald Trump y la mala gestión interna, supuso una contracción del PIB iraní en un 6,03% en 2018 y, un 6,78% en 2019. Las exportaciones de petróleo iraní han caído alrededor del 60%.


Este golpe económico ha hecho que estallaran protestas desde 2017, duramente reprimidas por las autoridades iraníes, por parte de las comunidades de bajos y medianos ingresos enojadas por la creciente pobreza.


Pese al golpe económico, a partir de 2019, Irán anunció que reanudará algunas de sus actividades nucleares , con ello, rompiendo los compromisos acordados en el JCPOA. En 2021, Irán ampliaría su enriquecimiento de uranio más allá del umbral del 20% de pureza en la planta de Natanz y, Teherán podría haber superado el 60%, dijo el Organismo Internacional de la Energía Atómica.


China logró capitalizar cuidadosamente la retirada de EE.UU., la UE y la India de Irán. Cabría mencionar que, en 2019, Irán se unió a la iniciativa "One Belt and Road" y, en 2021, China y Teherán firmaron un acuerdo de asociación estratégica durante 25 años.


Mediante este acuerdo, Pekín invertirá un total de USD400.000 millones en los sectores de la banca, el transporte y el desarrollo en Irán, donde las telecomunicaciones también jugarán un papel destacado. La empresa china, Huawei desarrollará la red 5G de Irán y, China recibirá petróleo iraní con grandes descuentos durante los próximos 25 años. También se espera que los chinos obtengan una influencia considerable sobre los puertos e islas del Golfo Pérsico de Irán. Al mismo tiempo, China y Rusia dieron visto bueno a la membresía de Irán en la Organización de Cooperación de Shanghai.


La pandemia del SARS-CoV-2, afectó todavía más a la economía de Irán. Teherán experimentó el peor brote de Oriente Medio, con más de 6,2 millones de casos de infección confirmados oficialmente y 131 mil muertes hasta el 10 de diciembre de 2021 y, la tasa de inflación aumentó hasta el 36,5% en 2020. Pese a esto, la economía de Irán creció un 1,5% en el año fiscal 2020-2021, superando a la mayoría de sus vecinos excepto Turquía.


Las exportaciones de crudo se duplicaron entre agosto y septiembre de 2020, según TankerTrackers. En el cuarto trimestre de 2020, el sector del petróleo y el gas creció un 4,9%, mientras que el sector manufacturero lo hizo en un 3,1%, según el Centro Estadístico de Irán.


El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene la intención de restaurar el acuerdo nuclear de 2015 con Irán. En consecuencia, en abril de 2021, las conversaciones se reanudaron en Viena después de una semana de descanso, su negociador jefe, Robert Malley, está comenzando a desarrollar una hoja de ruta sobre cómo llegar allí. En el mismo período, Seyed Abbas Araghchi, quien fue diputado político en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán de 2017 a 2021, sostuvo una reunión trilateral con los enviados rusos y chinos.



Las conversaciones de Viena se mantuvieron estancadas hasta noviembre de 2021. En noviembre de 2021, Ali Bagheri Kani, un confidente del líder supremo iraní ha sido el principal negociador nuclear de Irán en Viena.


Las negociaciones en Viena son arduas debido a tres cuestiones clave: el alcance de la retirada de las sanciones internacionales, las potenciales garantías de que EE.UU. no abandone el pacto y, al contrario que en 2013 y 2014, EE.UU. e Irán no negocian directamente, sino a través de terceros estados, Francia, Reino Unido, Rusia y China.


Un acercamiento clave para la firma de un pacto nuclear fue cuando Seúl liberó 1.000 millones de dólares en activos congelados por las sanciones internacionales, como "paso inicial" para resolver la disputa entre ambos países. Asimismo, a finales de febrero de 2022, Irán y EE.UU. estaban despuestos a realizar un intercambio de prisioneros en breve.


El pasado 3 de marzo de 2022, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), se reunió en Teherán con el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amirabdollahian, y con el jefe nuclear, Mohammad Eslami. Ambas partes llegaron a un entendimiento para la cooperación mutua, donde la OIEA recibirá mayor documentación por parte de Irán, a finales de mayo de 2022.


Para Irán el tiempo es un factor clave para evitar los mismos errores que el acuerdo de 2015. Asimismo, Jamenei está interesado en un acuerdo nuclear renovado, ya que el actual presidente iraní, Ebrahim Raisi, mantiene la misma línea dura y, el actual gobierno iraní cosecharía todos los beneficios políticos y económicos para el gobierno de Raisi.


La vuelta de Irán al mercado internacional, permitiría a Teherán, abordar la mala gestión, la corrupción, la inflación, el desempleo juvenil, la fuga de cerebros y solventar las limitaciones legales de las mujeres en el mercado del trabajo. Sólo el 14,9% de la fuerza laboral de Irán en 2016-17, se compuso por mujeres.


Para China y Rusia, este acuerdo es clave, ya que, un Irán nuclear podría desestabilizar todavía más la región de Oriente Medio. Además, ambos actores consideran que, si la administración de Biden devuelve a Estados Unidos al JCPOA, una victoria republicana en las elecciones de 2024 podría traer de vuelta las mismas políticas que Trump promulgó en 2018.


Para Washington y Bruselas, un nuevo acuerdo nuclear con Teherán podría restringir el programa nuclear de Irán a través de un acuerdo diplomático mitigaría una fuente importante de inestabilidad regional. Actualmente, con la invasión rusa en Ucrania, el petróleo y el gas natural iraní jugaría una pieza clave para reducir la cuota de mercado en EE.UU., y sobre todo dentro de la UE, del crudo y gas ruso.


Irán tiene decenas de millones de barriles de petróleo almacenados en petroleros que podría enviar a los clientes rápidamente y Teherán podría restaurar alrededor de 1 millón de barriles de producción diaria de crudo a los pocos meses (2-3) de un acuerdo, según comerciantes y analistas. Podría volver a su capacidad máxima de alrededor de 3,7 millones de barriles por día para el próximo año. El crudo iraní mitigaría la presión sobre los mercados asiáticos y mediterráneos reacios a comprar el petróleo ruso.


Sin embargo, Israel mira con recelo y cautela la firma de un nuevo acuerdo nuclear con Teherán. En enero de 2022, el primer ministro israelí, Naftali Bennett, afirmó que Israel no estaría vinculado a ningún acuerdo nuclear con Irán y que seguiría considerándose libre para actuar "sin restricciones".


El gran temor de Israel sería que el alivio de las sanciones allanaría el camino para que los líderes de Teherán dedicaran recursos a la sociedad y el desarrollo iraníes y, que parte de ese dinero se destinara a mejorar las habilidades militares de las milicias chíies en Oriente Medio, sobre todo, del grupo terrorista, Hezbollah y el acceso de Irán ("corredor chíi") al mar Mediterráneo.


Esta misma preocupación es compartida por los estados del Golfo, sobre todo, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Hay temor en estos estados que, el nuevo acceso de Irán al dinero se utilizaría para financiar a sus representantes en la región, lo que desestabilizaría aún más a Oriente Medio. Esto podría conllevar a un mayor acercamiento entre Israel y los estados del Golfo, ya efectivo desde 2020 con los Acuerdos de Abraham y posiblemente el reconocimiento oficial de Israel por otros estados del Golfo; en miras a la mayor importancia geoestratégica para EE.UU. de Asia-Pacífico y no tanto de Oriente Medio.


Otro actor que mira de reojo todas las conversaciones en Viena y poco hablado es Turquía.


Ankara y Teherán mantienen intereses contrapuestos en Siria y en el Cáucaso. Cabría mencionar que, Turquía fue un aliado clave para Bakú, en la guerra entre Azerbaiyán y Armenia en 2020. Esta mayor relevancia turca en el Cáucaso, podría permitir a Ankara convertirse en un conducto alternativo, este-oeste, para el comercio de energía y otros bienes con Europa, evitando las actuales rutas dominadas por Rusia e Irán.


Estas pasadas semanas, Moscú exige a EE.UU. que garantice que las sanciones a las que se enfrenta por el conflicto de Ucrania no perjudiquen su comercio con Irán. Esta exigencia podría retrasar el regreso de Irán al mercado de crudo y aumentar los ingresos energéticos rusos. En un cambio de parecer, hace unos días, Moscú confirmó que tenía por escrito esas garantías.


Recientemente, el Reino Unido anunció la liberación de USD530 millones de sus deudas con Irán antes de la liberación de dos prisioneros británico-iraníes (Nazanin Zaghari-Ratcliffe y Anousheh Ashouri).


Quedará por ver cuáles son los términos de un futuro acuerdo nuclear y su impacto en los intereses de cada actor implicado. Este documento supondrá un cambio en las dinámicas de Oriente Medio y en los mercados energéticos, en un momento donde la invasión rusa de Ucrania ocupa todas las líneas de análisis. Sólo el tiempo dirá como evolucionan los acontecimientos entorno a Irán.


Bibliografía recomendada:

  1. Robinson, K., 2021. What Is the Iran Nuclear Deal?. Council on Foreign Relations. Disponible en: https://www.cfr.org/backgrounder/what-iran-nuclear-deal

  2. The World Bank. n.d. Islamic Republic of Iran. Disponible en: https://www.worldbank.org/en/country/iran/overview#1

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