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Foto del escritorLaura Rodríguez

Acuerdo entre Arabia Saudí e Irán

Actualizado: 8 oct 2023

De vez en cuando, un Oriente Próximo sobrenaturalmente predecible ofrece algo bastante impredecible.

El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian (izquierda), estrechando la mano del ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, el príncipe Faisal bin Farhan (derecha), y del ministro de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang (centro), durante una reunión en Pekín el 6 de abril de 2023. Fuente: https://www.thinkchina.sg/chinas-saudi-iran-deal-only-defensive-response-western-security-challenges


Desde las Revueltas Árabes de 2011, Oriente Medio ha vivido una mayor inestabilidad y una pugna por la hegemonía regional entre el Arabia Saudí e Irán. Sin embargo, el 10 de marzo de 2023, la República Islámica de Irán y el Reino de Arabia Saudí firmaron un acuerdo con la mediación de la República Popular de China. Bajo este acuerdo Teherán y Riad restablecieron sus lazos diplomáticos, desencadenando un posible cambio en las dinámicas de poder en la región.

Este acuerdo y el papel de China ha sido objeto de análisis. En esta nota, se explicará la importancia de este acontecimiento y sus implicaciones más allá de Oriente Medio.


Es importante hacer una pequeña retrospectiva, desde 1979. En Irán, la revolución islámica de Irán llevó al poder a un líder chií y un régimen cuya ideología y políticas desafiaban a Arabia Saudí, siendo el guardián el custodio de los dos lugares más sagrados del Islam y el líder indiscutible del mundo musulmán de la rama suní.


Desde la Revolución Islámica de 1979 y la Guerra del Golfo de 1991, Arabia Saudí e Irán han pugnado por la hegemonía de Oriente Próximo. Pese a la creciente tensión bilateral, ambos estados también han intentado llegar a entendimientos. Cabria mencionar que, tras la primera guerra del Golfo, Teherán y Riad firmaron un acuerdo en 1998. En este acuerdo, ambos estados negociaron reforzar la cooperación económica, cultural y tecnológica, pero no la militar.


En 2001, ambos estados firmaron otro acuerdo sobre cooperación en materia de seguridad interior. El acuerdo abarcaba la lucha contra el crimen organizado, el terrorismo y el tráfico de drogas. Según Ali-Asghar Khaji, embajador de Irán en Arabia Saudí, se trata del avance más importante en la historia de las relaciones entre ambos países. No obstante, su aplicación se retrasaría durante dos décadas.


En diciembre de 2010, Mohamed Bouazizi, un joven desempleado, se prendió fuego delante del ayuntamiento de la localidad de Sidi Bouzid, en Túnez, cuando la policía le impidió colocar su puesto venta ambulante. Este acto de protesta personal y desesperada prendió una mecha que se extendió por todo el mundo árabe. Esto daría inicio a las Revueltas Árabes, sobre todo en: Túnez, Egipto, Siria, Libia, Yemen.


Esta pugna viene acompañada de un cambio de la política exterior estadounidense, prestando mayor atención a la dinámica regional en la región de Asia-Pacífico. Este cambio iniciado durante la presidencia del mandatario de EE.UU., Barack Obama. Mientras tanto, un nuevo actor entraría silenciosamente en la región, la República Popular de China.


Durante estos últimos años, Pekín se ha convertido en uno de los principales importadores de petróleo tanto de Irán como de Arabia Saudí. Esta región ha sido la fuente de hasta la mitad del petróleo importado por China. Para garantizar estos recursos energéticos, Pekín ha entablado negociaciones de Estados a Estado, y ha estado trabajando con sus homólogos de los diferentes de Oriente Medio para establecer los marcos reguladores institucionales y financieros destinados a facilitar y ampliar las actividades interregionales para la implementación del proyecto de la Franja y la Ruta de la Seda en la región, aprovechando una mayor participación de EE.UU. en la región.


Las protestas de 2011 conllevarían a una mayor rivalidad entre Arabia Saudí e Irán, a raíz de la guerra subsidiraria entre ambas potencias, sobre todo, en la guerra civil en Siria y Yemen. No obstante el punto de inflexión llegaría en 2016.


En enero de 2016, Riad ejecutó al clérigo, Nimr al Nimr, un conocido reformista chií, y su sobrino, Ali al Nimr, acusado de pertenencia a un grupo terrorista. Esto conllevó a que un grupo de manifestantes iraníes irrumpieran y saquearan la embajada saudí en Teherán. Este evento desencadenó la ruptura por parte de Riad de sus lazos con Teherán, y una pugna entre ambas potencias, a través de conflictos subsidiarios en: Siria, Yemen, Iraq, Líbano.

Mapa 1: Rivalidades entre Arabia Saudí e Irán en Oriente Próximo. Fuente: https://www.i24news.tv/en/news/middle-east/160456-171117-saudi-iran-dispute-unlikely-to-take-israel-to-war-analysts


Israel, que ve a Irán como una amenaza mortal, en cierto modo "respalda" el esfuerzo saudí para contener a Teherán, y ha aprovechado la coyuntura para establecer y consolidar sus lazos diplomáticos con las monarquías del Golfo Pérsico. Israel y Arabia Saudita fueron los dos países que más vehementemente se opusieron al acuerdo nuclear de 2014 o Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA).


En 2018, el ex presidente de EE.UU., Donald Trump fue clara en dos aspectos de su política en Oriente Medio: Irán es el origen de los males de la región y las sanciones son la principal herramienta para contrarrestarlo. Por ende, retiró a EE.UU. del JCPOA en mayo de 2018. Donald Trump impuso sanciones económicas a Irán y adoptó una política más dura contra Teherán.


Esta coyuntura y un mayor aislamiento de Irán, permitió a Israel y a las monarquías árabes consolidar públicamente sus lazos diplomáticos, a través de los Acuerdos de Abraham, en 2020. Al mismo tiempo, China logró capitalizar cuidadosamente la retirada de EE.UU. y la UE de Irán, y ha mantenido estrechos lazos con los distintos estados en Oriente Medio.


No obstante, pese a la tensión entre Riad y Teherán, estos dos estados han mantenido conversaciones en Omán y cinco rondas en Irak en los últimos dos años para enmendar sus lazos.


En la actualidad, Arabia Saudí, Catar y Emiratos Árabes Unidos gobiernan el Golfo con líderes relativamente jóvenes y firmes. Riad ante la falta de compromiso de Estados Unidos, su principal socio tradicional, lleva tiempo mejorando sus lazos con Rusia y China.


El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, empieza a notar las consecuencias sobre su economía de la guerra en Yemen, justo cuando intenta llevar a la práctica un programa de diversificación económica, Visión 2030. China se considera un socio importante a la hora de proporcionar la tecnología y los conocimientos necesarios para desarrollar las defensas del reino.


En diciembre de 2022, el presidente de China, Xi Jinping, visitó Arabia Saudí, y acogió cumbres con líderes árabes del Golfo y jefes de Estado de otros países de Oriente Medio. En febrero de 2023, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi acompañado de una gran delegación, incluidos seis ministros, entre ellos los de petróleo y economía y por el Gobernador del Banco Central Iraní realizó una visita oficial a Pekín.


Esta visita se produjo en una situación donde, Teherán lleva viviendo intensas protestas en un contexto de una grave crisis económica como consecuencia de la reimposición de las sanciones de EE.UU. en 2018 y los efectos de la pandemia.


Hay que destacar otros dos factores recientes que explican en este acercamiento diplomático: Turquía e Israel. Respecto a Turquía, el próximo 14 de mayo, se celebrarán elecciones presidenciales, donde el actual presidente turco, Recep Tayyip Erdogan es profundamente impopular por motivos económicos.


Junto a ello, en Israel, el actual primer ministro, Benjamín Netanyahu formó una coalición de gobierno con partidos de línea dura y ultrareligiosos, anunciando anexiones en Cisjordania. Durante todo el mes pasado, la situación israelo-palestina se deterioró violentamente. Irán se ha autoproclamado protector de los derechos palestinos, y el resurgimiento de la cuestión palestina podría favorecer las pretensiones de Irán, y amenazar el papel de Arabia Saudí, como líder del mundo musulmán.


El pasado 10 de marzo de 2023, bajo la mediación de China, Irán y Arabia Saudí firmaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. En este acuerdo, se consagra el respeto de la soberanía nacional y la no interferencia en los asuntos internos y el compromiso de reactivar los acuerdos de cooperación de 1998 y 2001.


Esta reactivación de los lazos diplomáticos está desencadenando un cambio en las dinámicas y los equilibrios de poder en la región. Cabría mencionar, el pasado 15 de abril de 2023, se produjo un intercambio de prisioneros de guerra entre la coalición militar liderada por Riad y los rebeldes huríes de Yemen, respaldados por Teherán. Estos gestos podrían reducir las hostilidades en conflictos en Siria y Yemen, y podría debilitar las aspiraciones de Israel para normalizar las relaciones diplomáticas con otros estados árabes, sobre todo, con Arabia Saudí.


Este acuerdo también tiene ramificaciones y un impacto más allá de la región. Para China, mediar en el acercamiento entre estos dos antiguos rivales de Oriente Medio tiene dimensiones estratégicas y simbólicas clave. Además, demuestra el deseo de Pekín de desempeñar un papel creciente en las dinámicas de poder en esta región.


Desde el punto de vista estratégico, Pekín necesita mantener el libre flujo de petróleo desde la región. A medida que se intensifica la rivalidad entre Washington y Pekín, Estados Unidos ha restringido el acceso chino a la tecnología y los mercados occidentales, Pekín necesita buscar en otros lugares flujos estables de comercio, tecnología y energía, y Oriente Medio juega un papel destacado.


No obstante, la capacidad de China para presionar continuamente a Irán en favor de Arabia Saudí será siempre una prueba para la relación de China con ambas partes. Por un lado, las ambiciones nucleares de Irán tampoco están claras. En el contexto del acuerdo mediado por China entre Arabia Saudí e Irán, es muy poco probable que Irán renuncie a sus ambiciones nucleares, que siguen y seguirán siendo una amenaza colectiva en la región.


Otro factor a tener en cuenta son los disturbios públicos en Irán. Su evolución podría comprometer el cumplimiento de este acuerdo con Arabia Saudí y supone una ardua tarea para China mantener la estabilidad de los dirigentes iraníes.


En conclusión, este acuerdo entre Arabia Saudí e Irán representa un posible paso adelante en una relación históricamente tensa y muestra cómo: los EE.UU. y sobre todo la UE tienen un papel cada vez más acotado en la región. Habrá que ver cómo evoluciona en el corto y medio plazo, la situación interna en Irán y en el resto de la región. Es posible que este acuerdo permita una estabilidad regional y mayor cooperación, pero el tiempo lo determinará.




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