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Foto del escritorLaura Rodríguez

Las sanciones contra Rusia, ¿funcionan o no?

Actualizado: 5 ene 2023

La supuesta fortaleza del rublo, y el incremento de los ingresos de Rusia, gracias al gas y el petróleo han sido empleados para criticar las sanciones contra Moscú. Sin embargo, ¿estos argumentos corresponden a la realidad?


La cruel e injustificable invasión de Rusia en Ucrania sigue siendo un tema clave en: objeto de análisis, estudios y conferencias no sólo en prensa escrita, sino también, por medios de análisis, blogs y think tanks. A su vez, las consecuencias de esta guerra están marcando la agenda diplomática de las principales potencias en el corto y medio plazo.


Antes del inicio de esta guerra, el presidente de EE.UU., Joe Biden, en enero de 2022, mencionó lo siguiente: "cualquier movimiento ruso en Ucrania sería visto como una "invasión". Que no quede ninguna duda: si Putin tomara esta decisión, Rusia pagará un alto precio".


Esta advertencia fue ignorada por Moscú, y con el inicio del actual conflicto en Ucrania, se ha levantado una ola de solidaridad con Ucrania, la salida de las principales multinacionales fuera de Rusia, y desde finales del mes de febrero, EE.UU., la UE, Reino Unido, Corea del Sur, Japón, Singapur, y otros estados han impuesto sanciones contra Moscú.


El principal objetivo de las actuales sanciones sería adaptar las sanciones para que afecten a la capacidad de Rusia para hacer la guerra y golpeen financieramente a los más altos cargos del gobierno, no a la población civil. Para ello, se hizo hincapié en cortar el acceso de Rusia a sus reservas de divisas, limitar las importaciones de tecnologías clave y tomar otras medidas restrictivas.


Tras la imposición del primer paquete de sanciones contra Rusia, a finales de febrero de 2022, en su informe de previsiones actualizado por la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNCTAD), la economía rusa se contraera un 7,3% en 2022, y durante los primeros días del conflicto, el rublo ruso perdió su valor frente al dólar estadounidense y el euro.


En abril de 2022, tras perder un 45% de su valor frente al dólar en las dos semanas posteriores a la invasión rusa de Ucrania, la divisa rusa, el rublo, se ha recuperado, y cotiza justo por debajo de su nivel anterior a la guerra. Este supuesto fortalecimiento del rublo ruso ha sido usado como argumento para justificar el nulo impacto de las sanciones contra Rusia. Además, otro argumento empleado para criticar las sanciones de 2022, es el aumento de los ingresos de Moscú gracias al gas y el crudo. No obstante, ¿realmente esta argumentación es cierta o las sanciones sí funcionan? En este artículo se arrojará algo de luz respecto a este tema.


Para comprender y responder a la anterior pregunta, hay que hacer algunas aclaraciones.


Rusia posee una quinta parte de las reservas de gas natural en el mundo. Excluyendo las reservas de gas de Rusia en Asia, Moscú posee las terceras mayores reservas de gas en Europa, tras Noruega y Ucrania. Rusia también tiene las octavas reservas de crudo en el planeta; haciéndola una potencia energética. Al mismo tiempo, Moscú es sensible a las fluctuaciones en el mercado del crudo, necesita que el precio del barril esté en 60$. Rusia es altamente dependientede estas exportaciones de gas, crudo y productos petrolíferos en un 70%. En 2012, donde la mayor parte (el 83% de las exportaciones de gas) se dirigen hacia la UE.



Hay que hacer una retrospectiva de la historia reciente de Rusia tras la caída de la URSS. En 1991, Moscú se enfrentóal colapso económico. El nuevo gobierno, liderado por Boris Yeltsin, tuvo que hacer frente a las consecuencias de los errores de la política económica soviética y, transformar desde cero toda la economía.


Moscú puso en marcha una serie de reformas radicales diseñadas para implantar una nueva realidad económica. Los principales componentes de las reformas incluían la creación de empresas industriales y comerciales de propiedad privada (con inversión extranjera y rusa) y la privatización de las empresas estatales; incluyendo aquellas de gas y crudo. Para fomentar la privatización, el gobierno emitió vales a los ciudadanos rusos que les permitían comprar acciones de las empresas privatizadas.


El giro económico ruso estaba plagado de dificultades y no tenía precedentes históricos. Dado que, el modelo de una economía centralizada y planificada persistió en Rusia durante más de 70 años, la transición a una economía de mercado resultó más difícil para Rusia que para el resto de Repúblicas Soviéticas en Europa.


Pese el tamaño de la industria soviética; esta era muy ineficiente y costosa de mantener. Este tejido industrial estaba orientado a la defensa y los productos industriales pesados, y la mano de obra no tenía los conocimientos necesarios para trabajar en un entorno de mercado. Estos factores ralentizaron el proceso de privatización y muchas empresas, concentradas en industria pesada, siguieran siendo propiedad del Estado.


A su vez, la política de emitir vales para los ciudadanos rusos benefició únicamente a los amigos de los gobernantes, los oligarcas. Los oligarcas recibieron grandes trozos de la industria rusa a cambio de poco. En particular, las empresas rusas del sector de los recursos naturales se vendieron a precios muy por debajo de su valor de mercado.


El gobierno de Yeltsin eliminó los controles de precios de la mayoría de los artículos en enero de 1992. A pesar que esta medida tuvo resultados inmediatos; al largo plazo, se estimuló la inflación. La inflación pronto se convertiría en una preocupación diaria para los rusos, y la mala praxis política empeoró este problema. En 1995, el gobierno ruso, gracias a los préstamos obtenidos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los ingresos procedentes de la venta de petróleo y gas natural, logró estabilizar la economía rusa y reducir la inflación.


Moscú continuó tomando prestadas grandes sumas de dinero en los mercados nacionales y extranjeros mientras evitaba realizar verdaderas reformas estructurales de la economía. A la vez, la mayor parte del crecimiento económico se concentró en sitios muy determinados de la geografía rusa. Este se produjo en: Moscú, San Petersburgo y un puñado de otras zonas urbanas importantes; mientras que, otras zonas de Rusia estaban en crisis.


El debilitado Estado ruso no cumplió con sus responsabilidades básicas. El sistema jurídico, que adolecía de falta de recursos y personal capacitado y de un código legal orientado a la nueva economía de mercado, estaba al borde del colapso. Los bajos salarios provocaron una fuga de juristas experimentados hacia el sector privado y, se generalizó la corrupción en las fuerzas del orden y en el sistema jurídico. Esta corrupción hizo mella en: la sanidad y la educación.


El punto de no retorno para Yeltsin empezó en 1998. Por una parte, al no establecer un código fiscal y unos mecanismos de recaudación eficaces, al gobierno le resultaba cada vez más caro mantener un tipo de cambio del rublo fijado artificialmente. Como resultado, esta divisa se desplomó en 1998, y el gobierno se vio obligado a retener los pagos de su deuda en medio de un creciente número de quiebras. Cabría mencionar que, entre 1993 y 1999, la renta disponible (ingresos disponibles después de impuestos) del ruso medio disminuyó un 25%.


Por otra parte, tras el fracaso de la 1º guerra chechena, Yeltsin estaba bajo el punto de mira; mientras que, Vladimir Putin ganaba peso político en la sombra. En 1999, Yeltsin anunció su dimisión, y fue sustituido por Putin.


En el año 2000, el nuevo gobierno ruso se enfrentó a tres tareas urgentes: equilibrar el presupuesto del Estado, arreglar el sistema fiscal y re monetizar las finanzas públicas y continuar con las reformas estructurales para el buen funcionamiento de la economía.


Pese a la oposición interna, Putin prosiguió con las reformas económicas a través del programa Gref. Este programa aprobado desde los años 2000 hasta 2010, que cambiaría la situación económica y política de Rusia.


En primer lugar, se adoptó un nuevo código fiscal. En 2001, se redujeron ciertos impuestos. Cabría mencionar, los tipos del impuesto sobre la renta de las personas físicas, hasta entonces muy elevados, fueron sustituidos por un tipo impositivo marginal único del 13%, y el tipo del impuesto de sociedades se redujo del 35% al 24%, y el del impuesto sobre el valor añadido del 20% al 18%. Se estableció un régimen fiscal estricto para el petróleo. El impacto fue realmente positivo, ya que la disminución de la evasión fiscal.


En segundo lugar, en 2002, se liberalizó la venta de tierras agrícolas, despejando el camino para la reactivación de la agricultura nacional. La excesiva regulación de las pequeñas y medianas empresas (PYME) se consideró una carga y se hizo un serio esfuerzo de desregulación. Putin también quiso atraer la inversión extranjera a Rusia para reducir su dependencia de los préstamos occidentales para ayudar a financiar la renovación y expansión de la industria rusa, y se aumentarían las exportaciones promoviendo la venta de petróleo, gas natural y armas.


Asimismo, en 2004, se dieron dos pasos importantes.


Por un lado, se comenzó a introducir gradualmente el uso de las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), mejorando la transparencia de las operaciones bancarias rusas. Por otro lado, se creó un fondo de estabilización para mantener las cuentas en orden. Este fondo se calcula considerando el precio del barril del crudo, y se usaría cuando el precio del petróleo en el mercado internacional cayera por debajo de 60$ dólares/barril.


Estas reformas produjeron una estabilidad política y una vitalidad económica que no se habían visto en el país durante la década de 1990. Un indicador destacado es la tasa de pobreza. En el año 2000, el 29% de la población rusa población rusa vivía por debajo del umbral de pobreza, mientras que, en 2006, esa tasa había bajado al 15%. Otro ejemplo fue el crecimiento del PIB. Durante el período, 1999-2007, el PIB de Rusia aumentó un 6,9% de media al año.


Moscú vivió un boom en comercio exterior. Durante el período 1999-2007, las exportaciones rusas crecieron cerca del 400%, de 75.500$ millones a 355 500 millones, y las importaciones rusas aumentaron más del 450%, de 39 500$ millones en 1999 a 223 400$ millones en 2007. Esto permitió que Rusia experimentara un superávit presupuestario, y pagó parte de su deuda externa, gracias a los ingresos derivados de la subida de los precios mundiales del petróleo.


Pese a la promesa de depender menos de occidente, la UE ha sido el socio comercial más importante para Rusia. Cabría mencionar, en 2007, la UE representó el 53% de las exportaciones rusas, sobre todo de energía, y el 43% de las importaciones rusas.


Durante estos años, la Inversión Extranjera Directa aumentó considerablemente, donde los países de la UE (2009-2017), los inversores europeos poseyeron entre el 55% y el 75% del stock total. A su vez, cada vez más multinacionales extranjeras empezaron a hacer negocios en Rusia, previo a la invasión de Ucrania, eran más de 1000, representando un 40% del PIB ruso (600 mil millones de dólares en inversión), y empleando alrededor de 1 millón de personas.


Gráfico 2: Crecimiento del PIB de Rusia (2000-2018). Fuente: https://helda.helsinki.fi/bof/bitstream/handle/123456789/16548/bpb0120.pdf?sequence=1


Putin también tomó medidas para limitar el poder político y económico de los oligarcas, sobre todo, de aquellos que se mostraron críticos en contra de él. Cabría mencionar, en 2001 Vladimir Gusinsky y Boris Berezovsky, dos de los hombres más ricos de Rusia, fueron despojados de sus participaciones en medios de comunicación electrónicos. Otro ejemplo fue en 2003, Mijaíl Jodorkovski, antiguo jefe del gigante petrolero Yukos, fue detenido y finalmente condenado por fraude y evasión fiscal.


Pese a este cambio, Vladimir Putin facilitó la segunda oleada de oligarcas, cercanos a su círculo y fieles, conocidos como "siloviki". Esta nueva élite se hizo rica a través de contratos estatales. Un ejemplo, los proveedores privados de muchos sectores, como las infraestructuras, la defensa y la sanidad, cobraban al gobierno precios muy superiores a los del mercado y ofrecían sobornos para ganar contratos clave.


Entre 2004 y 2006, el gobierno ruso tomó el control de las empresas formalmente privatizadas en determinados sectores "estratégicos": petróleo, aviación, equipos de generación de energía, construcción de maquinaria y finanzas. Un ejemplo de ello fue entre 2005 y 2007. El ejecutivo ruso aumentó su participación en la industria petrolera a través de Gazprom, la empresa controlada por el Estado que tiene el monopolio de la exploración y producción de gas en Rusia.


Estas dos decisiones lastrarían la competitividad rusa. A ello, hay que añadir la corrupción, y esto impidió la transición económica rusa, de una economía altamente dependiente de materias primas a la exportación de productos de alto valor añadido. Cabría mencionar que, según el Índice de Percepción de la Corrupción (los resultados se muestran en una escala de 0 a 100, donde 0 es corrupto), en 2010, Rusia recibió una puntuación de 21, y en 2020, de 30 sobre 100.


En 2006, las exportaciones de crudo, gas natural y otros combustibles representaron el 64,6% de las exportaciones, más que en el período soviético. En el mismo año, la inflación subió un 9,7%, y se estima que en 2007 subió un 9,0%, una tasa superior al objetivo del gobierno, mostrando una primera señal de advertencia. Sin embargo, entre 2008 y 2009, esta época de bonanza se pausaría.


Durante el inicio de la crisis de 2008, los mercados rusos se desplomaron y el valor de las acciones rusas se redujo en más de un billón de dólares. Las reservas de divisas de Rusia pasaron de 210.000 millones de dólares desde su máximo a los 386.000 millones, y el rublo se debilitó en un 35% frente al dólar estadounidense hasta 2009. La economía rusa salió de la recesión en el tercer trimestre de 2009, y en 2011, la candidatura de Rusia a la Organización Mundial del Comercio (OMC) fue aceptada y se convirtió en miembro de la OMC. Además, según el Banco Mundial, Rusia fue considerada como un país de altos ingresos.


La prolongada recesión en la UE, el mayor socio comercial de Rusia, el estancamiento de los precios del crudo, los problemas demográficos, y el estallido de las tensiones con Georgia, luego con Ucrania; causaría que crecimiento no fuera el mismo previo a 2008.


En 2014, los precios de la mayoría de las materias primas bajaron, destacando el crudo. Este desplome se debió a: la reducción de la demanda mundial, sino también por la aparición de nuevos actores energéticos como EE.UU, y el aumento de la inversión en energías renovables. En el mismo año, la invasión de Crimea y las escaramuzas con Ucrania incrementarían las tensiones entre EE.UU., la UE y Rusia, y se impondrían las primeras sanciones contra Moscú.


Washington, Bruselas, entre otros actores impusieron sanciones. En este paquete se incluyeron restricciones a empresas y personas concretas con estrechos vínculos con el gobierno ruso, así como medidas sectoriales que restringían el comercio de bienes relacionados con los sectores de la defensa y la energía.


En el corto plazo, el rublo se desplomó repentinamente debido a las sanciones, la caída del precio del crudo, junto con la demanda de divisas extranjeras, sobre todo, dólares estadounidenses y euros. El Banco Central de la Federación Rusa, liderado por Elvira Nabiullina, y el gobierno ruso tomaron medidas para volver a controlar la situación. Se aumentaron los tipos de interés al 17% y se anunció un importante programa de refinanciación para las grandes empresas con préstamos extranjeros.


Foto 1: La gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiullina, y el ministro de Finanzas, Anton Siluanov, dos de los principales impulsores de las reformas desde mediados de 2010. Fuente: https://geohistory.today/2014-crisis-russia-economy/


La inflación aumentó hasta casi el 15% y, los precios de los alimentos también se vieron muy afectados. Rusia importaba la mayor parte de sus frutas y verduras desde el extranjero, la mayor parte desde la UE. Además, la caída del rublo animó a los agricultores rusos a exportar más productos al extranjero. A la par, las contra-sanciones agravaron la situación. Moscú aprobó sanciones contra los países que la habían sancionado, centrándose sobre todo en las importaciones de alimentos. De repente, la logística de las importaciones rusas de alimentos tuvo que reconfigurarse por completo.


Para hacer frente, se sacaron dos lecciones clave: la importancia de las reservas (divisas, y el oro), el equilibrio presupuestario, y Moscú empezó a mirar hacia Asia, concretamente a China.


Destacando el primer tema las reservas. El Banco Central de Rusia aumentó el volumen de reservas. Un dato se puede ver en las divisas. El volumen divisas superaría los 630.000 millones de dólares estadounidenses en 2022. En cuanto a la composición de las divisas (datos de junio de 2021), más del 30% se mantiene en euros, más del 15% en dólares estadounidenses, un 13% en yuanes, y más del 20% en oro.


Gráfico 3: Composición de la reserva de divisas extranjeras (datos de junio de 2021). Fuente: https://www.brookings.edu/blog/up-front/2022/03/03/russias-external-position-does-financial-autarky-protect-against-sanctions/


A su vez, gran parte de las interacciones financieras rusas con el resto del mundo tienen lugar a través de entidades domiciliadas en centros financieros, y muchas empresas rusas obtienen fondos mediante la emisión de títulos de deuda en el extranjero (con filiales domiciliadas en Irlanda, Luxemburgo y los Países Bajos). Al mismo tiempo, la deuda según el PIB, entre 2014-2020, se mantuvo por debajo del 20%.


Respecto a China, tanto Pekín como Moscú han estrechado sus lazos económicos, comerciales y diplomáticos. En comercio, se calculó que susodicho alcanzaría los 100.000 millones de dólares en 2018. China en 2018, representó el 15,5% del comercio total de Rusia. Tres años después, el comercio bilateral casi alcanzó los 110 000 millones de dólares.


En materia energética, las sanciones occidentales también han obligado a Rusia a mirar hacia China en busca de oportunidades de inversión. El proyecto Yamal LNG, en el ártico ruso, habría sido difícil, si no imposible, sin el apoyo chino. Además, se completaron varios proyectos transfronterizos: los dos puentes en el Lejano Oriente de Rusia y el oleoducto Power of Siberia.


Sin embargo, esta cooperación tiene sus límites debido a intereses geopolíticos antagónicos. A su vez, la Unión Europea sigue siendo el mayor socio comercial de Rusia, responsable de 260.000 millones de dólares (232.000 millones de euros) en comercio en 2019.


En materia interna, para Rusia la crisis de 2014, no fue seguida por una rápida recuperación, y los salarios realesdisminuyeron hasta 2019. Es importante mencionar que, los precios del crudo se mantuvieron bajos as sanciones se agravaron y los inversores, tanto rusos como del resto del mundo, dirigieron sus fondos hacia otros lugares. Sólo el sector agrícola ruso tuvo un éxito en evitar el impacto de las sanciones, en gran medida a la disminución de las importaciones agrícolas de la UE. Durante estos años, no se estructuró la economía rusa, y el grueso de las exportaciones permanecería sin cambios. Moscú sólo mantiene 11 acuerdos comerciales (datos de la OMC de 2022), donde el grueso son con antiguas Repúblicas ex Soviéticas.


Además, una encuesta del centro Levada de febrero de 2020, reveló que el 80% de los encuestados rusos cree que Rusia y Occidente deberían ser amigos y socios. Pese a la firma de los Acuerdos de Minsk y, la construcción del NordStream2; las relaciones entre la UE y Rusia han sido tensas tras la invasión y anexión ilegal de Crimea. Un ejemplo de ello: el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en 2020, rechazaron el levantamiento de las sanciones contra Rusia, durante el peor período del SARS-CoV-2.


En 2015, la Comisión Europea publicó un comunicado, describiendo los fundamentos de una Unión Europea de la Energía. Parte del objetivo de esta política fue diversificar y garantizar el suministro de gas de la UE. Para ello, se hizo hincapié en 4 rutas y fuentes alternativas de gas. No obstante, en 2020, la eliminación del carbón, la no inversión en energía nuclear, y la falta de previsión de la UE hizo que en materia gasística el 43% de las importaciones europeas provinieran de Rusia.


Para Moscú la UE es un socio importante. Las exportaciones desde los países de la UE hacia Rusia sí incorporan un alto valor añadido. En concreto, el 88% de las exportaciones de la UE a Rusia son bienes manufacturados, como se puede ver en el Gráfico 4. Para ilustrar la importancia de Bruselas para Moscú; en 2020, la UE fue el primer socio comercial de Rusia, con un 37,3% del comercio total de bienes del país.



Las tornas cambiarían en febrero de 2022. Rusia reconoció como entidades independientes las zonas de las provincias ucranianas de Donetsk y Luhansk (Dombás), y envió tropas rusas. A los pocos días, Putin autorizó la invasión de Ucrania; iniciando a la injustificada guerra en Ucrania. Este conflicto no sólo aumentó la tensión y desconfianza de los estados de la UE hacia Moscú, sino que, también ha sido un cambio de paradigma político y energético.


El 23 y 24 de febrero de 2022, coincidiendo con los primeros días de la guerra en Ucrania; EE.UU., Reino Unido, Canadá, y otros estados adoptaron los primeros paquetes de sanciones contra Moscú. Hay que destacar que Taiwán, el mayor fabricante de chips del mundo, impuso sanciones a Rusia. En el caso de la UE, el Consejo Europeo acordó por unanimidad las primeras sanciones contra Moscú.


En este primer paquete, se acordaron restricciones a las relaciones económicas con las zonas del Dombas, limitaciones al acceso de Rusia a los mercados y servicios financieros y capitales y restricciones en: energía, el transporte y la tecnología, así como la política de visados.


A finales de febrero e inicio de marzo de 2022, Suiza y Mónaco adoptaron las sanciones de la UE contra Rusia. Asimismo, se adoptarían dos nuevos paquetes de sanciones, sin parangón. Se prohibirían las transacciones con el Banco Central de Rusia, el sobrevuelo del espacio aéreo de la UE y se excluyeron a 7 bancos rusos del sistema SWIFT.


Me gustaría hacer una pequeña aclaración, el SWIFT es una herramienta financiera imprescindible haciendo posible una comunicación rápida y segura entre los diferentes bancos. Pese que, existen alternativas, como el CIPS (China) o en Rusia (Mir); estas dos alternativas dependen en gran medida de SWIFT para la mensajería transfronteriza, y su uso salvo el CIPS, es limitado.


Esta decisión unánime de expulsar a Rusia del sistema SWIFT ha obstaculizado las transacciones transfronterizas de los sistemas comerciales y financieros de Rusia, aislando al país económicamente. A la par, las multinacionales extranjeras empezaron a cerrar sus operaciones, y se produjo una fuga de cerebros, impactando en la economía rusa. Para aclarar el impacto en números, más de 1000 compañías cesaron o abandonaron Rusia, representando un 40% del PIB ruso (600 mil millones de dólares en inversión), y empleando alrededor de 1 millón de personas.


Según el ex ministro de Finanzas ruso, Alexei Kudrin, se prevé que el PIB del país disminuya más de un 10% en abril de 2022, y el PMI ruso (recopila información y se valora las condiciones de la industria y ofrece una perspectiva con respecto al posible crecimiento futuro), registraron descensos históricos en el mes de marzo de 2022.


Uno de los rumores clave fue el rublo. Esta divisa se ha apreciado un 96% desde su punto más bajo del 8 de marzo de 2022, hasta un punto ligeramente superior a su nivel anterior a la guerra. Este repunte se debe a dos factores: la gran dependencia de las exportaciones energéticas de Rusia, sobre todo en la UE, el saldo positivo (el grueso de las importaciones están bajo sanción, mientras que, los altos precios del crudo y gas han ayudado a aumentar el valor de las exportaciones y la intervención del Banco Central de Rusia y el gobierno ruso.



Para evitar el colapso económico, Rusia duplicó con creces su tipo de interés del 9,5% al 20%. Esta medida tenía como objetivo aliviar las presiones de la fuga de capitales. El gobierno ruso también impuso una serie de políticas de control de capitales para evitar el debilitamiento del rublo. Un ejemplo de ello fue en marzo. El 1 de marzo de 2022, Moscú impidió temporalmente que los inversores extranjeros la venta de activos rusos. Esta medida tenía como objetivo evitar la aceleración de la depreciación del rublo y la fuga de capitales.


Al mismo tiempo, Moscú aprovecharía la dependencia energética, sobre todo de la UE; para evitar la depreciación del rublo. Rusia ordenó que cualquier entidad extranjera que importe petróleo y gas de Rusia tenga que abrir una cuenta especial en un banco ruso, pagando en rublos. Estas políticas de intervención en el mercado ayudarían en el corto plazo, mantener artificialmente el valor de esta divisa alto. Esta fortaleza tiene un coste. Esta fortaleza amenazaría con afectar al presupuesto ruso, debido a la reducción del valor de los ingresos fiscales procedentes del petróleo y el gas, denominados en dólares.


Antes de la guerra, se negociaban 10.000 trillones de dólares en rublos, pero durante la guerra, esta cifra disminuyó a sólo 2.000 trillones. Otro ejemplo a nivel económico es la inflación. El IPC (inflación) oficial alcanzó casi el 20% en los meses posteriores a la invasión, y desglosándolo por sectores, la situación empeora. Los sectores más dependientes de suministro del extranjero se han visto afectados por una inflación sin precedentes de más del 40-60%, como la tecnología, los servicios de hostelería, los electrodomésticos y los automóviles occidentales.


Pese que otros actores, como Turquía no haya impuesto sanciones contra Rusia; Ankara bajo la Convención de Montreaux bloqueó la entrada de buques de guerra rusos en el Mar Negro. Además, tanto la India, como China están manteniendo un delicado equilibrio, ni a favor, ni en contra de Moscú. Tanto la India, y en menor medida China, aumentaron significativamente sus compras de crudo, y otros productos energéticos con un 20% de descuento (equivalente a 31,29€). No obstante, algunas empresas chinas e indias, como Huawei y Tata, pararon sus operaciones en Rusia, para evitar ser sancionadas por EE.UU., la UE, y otros actores.


Entre abril y julio de 2022, el Consejo Europeo acuerdan 3 nuevos paquetes de sanciones, incluyendo la prohibición del: carbón, petróleo crudo, así como los productos petrolíferos, suministrados desde Rusia a los Estados miembros, y la compra, importación o transferencia de oro originario de Rusia.


Actualmente, como medida de presión hacia la UE debido a la alta dependencia de Bruselas de productos energéticos rusos; Rusia recibió el año pasado unos 400.000 millones de euros por las exportaciones de petróleo y gas a Europa. Este argumento es empleado como crítica a la efectividad de las sanciones. Recientemente, el Kremlin reveló que los ingresos totales por petróleo y gas se redujeron a más de la mitad en mayo con respecto a los meses anteriores. Según datos de Bloomberg, facilitados por el Ministerio de Finanzas ruso, mostraron que los ingresos procedentes del petróleo y el gas cayeron el mes pasado a 871 000 millones de rublos (14 586 millones de euros) desde los 1,81 billones de rublos (2 929 millones de euros) en abril de 2022.


No obstante, en el corto, y sobre todo en el medio y largo plazo, las sanciones producen un grave impacto para Rusia, en tres campos: energético, económico y financiero.


En materia energética, la dependencia de la UE del gas y crudo ruso podría cambiar dentro de poco. La Unión Europea redujo a la mitad su dependencia del gas ruso comprando a otros proveedores. Cabría mencionar que, Bruselas llegó a un acuerdo con Bakú para aumentar las exportaciones de gas azerí hacia la UE. Otro ejemplo de diversificación ha sido con Egipto e Israel. Estados Unidos envía ahora más gas que Rusia, un 13% del total del suministro de la UE. Otros actores como Catar, Argelia, Nigeria, Australia, y un importante suministro nacional procedente de fuentes como el gigantesco yacimiento de gas de Groningen, en los Países Bajos cambiará las reglas del juego. Este giro pone a Moscú en una situación tensa, ya que, el 83% del gas ruso que se exporta va hacia la UE.


El intento de Rusia de girar hacia China en materia energética tardará años en materializarse. Actualmente, sólo hay un gasoducto, Power of Siberia I, que está operativo a medio gas. Este gasoducto conecta los yacimientos de gas rusos con China. Pekín ha diversificado intencionadamente su suministro de GNL recurriendo a socios de gas canalizado preferidos y menos amenazantes de Asia Central y Oriente Medio, para evitar una alta dependencia energética de Moscú.


Otro efecto de las sanciones ha sido en materia económica, sobre todo, el colapso de las importaciones , el 20% del PIB de Rusia. Cabría mencionar como ejemplo la compra de coches. El volumen de producción nacional de vehículos de motor se desplomó un 52% interanual en marzo de 2022, luego un 67% en abril de 2022 y un 75% en mayo de 2022. En junio de 2022, sólo se vendieron 27 000 coches en toda Rusia, frente a 120 000 en febrero de 2022; debido por la subida de los precios y la falta de oferta.


Gráfico 5: "Las importaciones rusas disminuyeron significativamente en meses tras la invasión. Fuente: https://thedeepdive.ca/sanctions-on-russia-are-working-yale-paper/


Rusia al no haber diversificado su economía se enfrenta a graves problemas para obtener insumos, piezas y tecnología cruciales producidas en Occidente. De persistir las sanciones en el corto plazo, el impacto será todavía mayor. Rusia carece de la destreza tecnológica para fabricar componentes y productos de alto valor añadido. Por ejemplo, el productor de tanques ruso, Uralvagonzavod, ha despedido a trabajadores debido a la escasez de suministros.


Un sector donde se puede ver el impacto de las sanciones es la aviación. La mayor parte de la flota de aviones de Rusia está formada por aviones de pasajeros occidentales, y depende de piezas de repuesto de occidente. Las aerolíneas rusas, incluida la estatal, Aeroflot, están desmontando aviones para asegurarse las piezas de repuesto que ya no pueden comprar en el extranjero a causa de las sanciones occidentales. Según datos de Flightradar24, el 15% de la flota de Aeroflot está en tierra debido a las sanciones.


Otro ejemplo es el sector del automóvil. Las ventas de coches en Rusia se desplomaron un 83,5% en mayo, según informó el lunes la Asociación de Empresas Europeas (AEB), y los precios de los coches nuevos han subido una media del 50%. Las ventas de coches extranjeros en Rusia cayeron una media del 95% en las principales compañías automovilísticas, y las ventas se paralizaron por completo. Avtovaz, el mayor fabricante de automóviles de Rusia, anunció una semana más de despidos para los trabajadores debido a la escasez de piezas extranjeras, concretamente de semiconductores. Esta falta de piezas clave hará que los nuevos coches producidos por Avtovaz carezcan de elementos clave de seguridad, como sistemas de anti bloqueo de frenos y airbags.


El tercer y último aspecto es el financiero. Los mercados financieros nacionales rusos son los que peor rendimiento proporcionan en el mundo este año, pese a los estrictos controles de capital. A la par, en la parte económica, más de 1 000 empresas anunciando públicamente que están reduciendo voluntariamente sus operaciones en Rusia; representando el 40% del PIB de Rusia. No hay datos exactos, se estima que +500 000 rusos (con alta calificación) abandonaron Rusia. Muchos de ellos han acudido a centros financieros como Dubai, en Oriente Medio; Turquía, Kazajistán, Israel y Armenia, principalmente.


El reto más importante para Rusia es el pago de la deuda y las reservas. En marzo de 2022, el presidente ruso, Vladimir Putin, cambió a una política de sólo rublos en el servicio de sus deudas, en un intento de revalorizar el rublo. Esta política no evitó que, en mayo de 2022, Rusia incumpliera el pago de sus bonos internacionales.


De los 600 000 millones de dólares en reservas de divisas, 300.000 millones están congelados y fuera de su alcance, con países aliados de Estados Unidos, Europa y Japón que restringen el acceso. Las reservas de divisas que le quedan a Putin están disminuyendo a un ritmo alarmante, susodichas disminuyeron en 75 000 millones de dólares desde el comienzo de la guerra. Una tasa que de proseguir, estas reservas podrían agotarse en 18 meses.


La guerra y las sanciones están perjudicando a Rusia más de lo que proyecta. Todavía es muy pronto para conocer si el impacto a medio y largo plazo se mantiene y agravaría la economía de Rusia. Un factor clave será que los países aliados (la UE, EE.UU., Reino Unido, entre otros) sigan unidos manteniendo y haciendo presión a Rusia. Además, tanto India, China y Turquía, van a ser actores claves que determinen la capacidad rusa de evadir las sanciones. Otro aspecto clave será el precio de la energía, concretamente del gas y crudo.


La UE no sólo debería de seguir llegando a acuerdos y financiar proyectos energéticos con 3º países; sino también potenciar su mercado energético. Para ello, la energía nuclear será importante y las inversiones en nuevos gasoductos, como el MidCat o la irrupción de nuevos actores energéticos dentro de la UE.


El futuro es incierto, pero la gran baza rusa en Europa puede diluirse debido a las sanciones y la desconfianza de Bruselas hacia la UE. La falta de competitividad, los problemas demográficos y el estancamiento en Ucrania podrían convertir a Rusia en un mero oso gigante sin dientes en un cambiante tablero internacional.


Bibliografía recomendada:

  1. Amelin, A., Prokip, A. and Umland, A., 2020. The Forgotten Potential of Ukraine’s Energy Reserves. Harvard International Review. Disponible en: https://hir.harvard.edu/ukraine-energy-reserves/

  2. Pirchner, H., 2022. Is Russia preparing for a future without Putin? Should we?. The Hill. Disponible en: https://thehill.com/opinion/international/3487393-is-russia-preparing-for-a-future-without-putin-should-we/

  3. Sonnenfeld, Jeffrey and Tian, Steven and Sokolowski, Franek and Wyrebkowski, Michal and Kasprowicz, Mateusz, Business Retreats and Sanctions Are Crippling the Russian Economy (July 19, 2022). Disponible en: https://ssrn.com/abstract=4167193 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4167193

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